Recordando las lentas de Baroke

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

La fachada, en la actualidad, del edificio modernista de Baroke
La fachada, en la actualidad, del edificio modernista de Baroke ANGEL MANSO

Los temas de Bryan Adams eran de los fijos allá por los noventa, cuando muchos rompían el cascarón de la adolescencia en la discoteca de Sada

22 nov 2024 . Actualizado a las 17:58 h.

Ocurrió en el tramo final del recital que ofreció Bryan Adams la semana pasada en el Coliseum. Se bajó la intensidad de la luz y esta tomó un tono azulado. El canadiense empezó a interpretar su mítica balada (Everything I Do) I Do It For You y una chica gritó: «¡Las lentas de Baroke!». La rotación de pescuezos hacia atrás fue inmediata en el círculo hasta donde llegaba su voz. Y con sonrisa cómplice. Porque sí, todos aquellos que miraron conectaron de inmediato el sonido y el recuerdo de girar en círculos agarrados a alguien, con quien quizá se desease algo más que bailar, en aquella discoteca. 

El tema de Bryan Adams, desde luego, era de los fijos allá por 1991, cuando muchos de los que estaban en el concierto del sábado rompían el cascarón de la adolescencia. Las lentas propiciaban un clima supuestamente ideal para al cortejo. El valeroso chico se acercaba a la chica que le gustaba y le preguntaba si quería bailar. Si había suerte, lo hacía cogiéndola por la cintura mientras ella lo abrazaba por el cuello. Trazaban ambos circunferencias en el suelo mientras desfilaban temas como el antedicho, Fueron los celos, de La Unión; Bailar pegados, de Sergio Dalma, y It Must Have Been Love, de Roxette, entre otros.

Unos hablaban mirándose a los ojos, como si alrededor no hubiera nada. Otros se apoyaban en sus respectivos hombros en silencio, conteniendo la vergüenza. Y, claro, los había que llegaban al dulce beso con sabor a Martini con limón. También estaban los rechazados, los que ni siquiera se atrevían, ocultando con risas su inseguridad, y las que esperaban que se lo preguntara el que le gustaba y no todos los demás. Era el ritual de las lentas de Baroke, en Sada. Por el que pasaron tantos y tantos que hoy se columpian en los 50 y un día, sí, fueron jóvenes.