Hemos entablado una relación con los jabalíes que asusta más que las gaviotas
16 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.No es un título de un cuento, pero en Coruña tenemos una realidad que da para una buena ficción. Hemos entablado una relación con los jabalíes que asusta más que las gaviotas. Que ya es decir. Los habíamos visto en el patio del colegio, como bien retrataron nuestros fotógrafos este año, sabíamos de su afición por pasearse por María Pita a altas horas de la noche, los seguimos en su trayectoria larga por la ciudad hasta dar con su casita, los hemos visto de fiesta, acceder a la autopista a riesgo de que cualquiera de nosotros se estampe con el coche, y ahora, en un giro de guion, han entrado en el párking de Marineda. Lo hicieron después de que las tiendas hubiesen cerrado, en ese impás en que el aparcamiento se queda medio vacío, pero los jabalíes coruñeses (a estas alturas ya tienen nuestra identidad) nos siguen rondando sin que, aparentemente, nadie actúe. Parece que nos tuviéramos que acostumbrar a su presencia como algo natural, como si formaran parte de nuestro hábitat y no pudiésemos tener capacidad de echarlos de nuestras fronteras, en una integración animal que espeluzna. Cualquier día los jabalíes, en esta inmersión urbano-humanoide a la que aspiran, serán capaces de subir las escaleras mecánicas, porque nada ni nadie se lo impedirá. De hecho, podrían haber entrado en el centro comercial y subir, con esa espontaneidad que tienen para abrirse paso. Porque a ver quién es el guapo o la guapa que se lo impide. Desde luego, yo si me cruzo con un jabalí, pongamos por caso, en el mismo centro comercial, la que se iba a esconder iba a ser yo ante el temor de que uno se me acercase un centímetro. Van a tener que darnos un curso (aunque sea online) de cómo proceder si coincidimos comprando en las rebajas y cambiándonos en el mismo probador. Pronto tendremos noticias.