La imagen resultaría cómica si no fuera por el problemón que hay tras ella
31 ene 2025 . Actualizado a las 15:34 h.La imagen resultaría cómica si no fuera por el problemón que hay tras ella. Un piso se alquila en A Coruña con una particularidad: la cama se encuentra dentro de un armario. El propietario de esa vivienda de 35 metros cuadrados no tiene reparos en poner algo así públicamente en alquiler, como si fuera lo más normal del mundo, incluyendo fotos en un portal inmobiliario. Pide 500 euros. Quienes gestionan la operación aseguran que ya han tenido muchas llamadas y calculan que lo alquilarán en 48 horas. Esa secuencia —que algo así se coloque en el mercado, que genere interés y que se cuente con tener a un ocupante en breve— sirve como ejemplo grotesco del disparate al que ha llegado el mercado de la vivienda en esta ciudad.
¿Qué será lo siguiente? ¿Ofertar apartamentos con un colchón en el cuarto de baño? ¿Indicarle al futuro inquilino lo maravilloso que será dormir en la propia cocina? ¿Apañar un dormitorio en el rellano y luego ya te entiendes con la comunidad? Dislates de este estilo los contaban en las grandes ciudades aquellos jóvenes que se tenían que buscar la vida en un entorno hostil donde supuestamente había sueldos más altos. Ahora está pasando aquí, en la ciudad con los alquileres más caros de Galicia y unos salarios que no dan para pagarlos. Donde se está estableciendo una brecha social cada vez más grande entre los que tienen una casa en propiedad y quienes son inquilinos. Estos, que a lo mejor siendo afortunados pagan 600 euros por su piso, temen que un día le hagan la mítica llamada de «es que necesito el piso para mi hijo» para luego ver como ese mismo inmueble se oferta por 1.000. Si se enfadan o protestan siempre le podrán decir que se vayan a un minipiso con la cama en el armario. «Os ahorráis incluso 100 euros», le indicarán.