Cultura, lámina de agua y sostenibilidad: el puerto bucea en la identidad de A Coruña

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Participantes en la charla sobre usos y equipamientos de la futura fachada marítima, ayer en el Palexco
Participantes en la charla sobre usos y equipamientos de la futura fachada marítima, ayer en el Palexco Marcos Miguez

La comisión de ordenación de la fachada marítima reunió a 15 sectores en una mesa sobre usos y equipamientos

02 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuevo taller, el tercero, organizado por la comisión Coruña Marítima —integrada por seis Administraciones— para recabar las propuestas de los agentes sociales y económicos de la ciudad, esta vez sobre los usos y equipamientos que pueden encontrar acomodo en el proceso de transformación de los muelles interiores. En la tribuna, 17 participantes en representación de los campos del deporte, la arquitectura, la promoción inmobiliaria, los hoteles, la construcción, la cultura, la universidad, las asociaciones vecinales o la sanidad.

Torbellino de ideas y advertencias sabidas, como la complejidad del desafío que entraña ordenar el futuro, los límites que impone la ley para llevarlo a cabo y, en imperativo, la urgencia de encontrar una identidad propia —«alma», «espíritu», definieron algunos especialistas— capaz de dar significado colectivo al proyecto. No vale copiar casos de éxito archiconocidos, coincidieron en el taller convocado en Palexco por la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento, porque descontextualizados no funcionarán.

«Yo solo llevo cuatro años aquí, pero he vivido en 11 ciudades españolas, entre ellas, Málaga y Bilbao, donde llevaron a cabo procesos similares, y puedo decir que lo que han hecho fue potenciar aquello en lo que ya eran buenos. ¿Y en qué cosas somos potentes aquí? En cultura, desde luego, y en sostenibilidad», defendió Agustín Collazos, presidente de Hospeco. Un gran jardín, propuso el portavoz de los hoteleros en sintonía con los vecinos de Oza-Gaiteira-Os Castros, que invitaron a crear un botánico en Linares Rivas (si el Muro se va a Oza), un bosque en San Diego y un corredor verde que conecte la ciudad con los municipios de la ría. Que se tengan en cuenta los condicionantes ambientales y el calentamiento global, se escuchó con insistencia.

A la fortaleza cultural se refirió desde el público la directora de las bibliotecas municipales, Isabel Blanco, que pidió una sede central para acoger el inmenso patrimonio documental coruñés al modo de capitales como Helsinki, Oslo o Aarhus, que hicieron de la biblioteca central el aglutinador de la transformación urbana, con centros, auditorios y salas de exposiciones en órbita.

De los contenidos habló Pedro Vasco, animado por las estrecheces de la Filmoteca de Galicia o el Palacio de la Ópera, pero también de la desmemoria y la ausencia de un lugar dedicado a la emigración, «un museo que nos uniría con Latinoamérica y en el que encontrarían sitio las fotografías de Manuel Ferrol y Alberto Martí», propuso el gestor cultural. O una franquicia con el centro de arte contemporáneo Reina Sofía, abundó Vasco, tal y como hizo Málaga con el Pompidou, el Hermitage y el Thyssen.

En busca de una identidad para una ciudad con traineras, Eduardo Blanco agitó la bandera del deporte ciudadano, que es «el que aporta salud», acotó. «Necesitamos más lámina de agua caliente, más piscinas (si se puede, de agua de mar), una casa para piragüismo y remo para la gran Coruña, pañoles en naves que se pueden aprovechar, un campo de regatas entre San Antón y Trasatlánticos —desgranó Blanco—, parkur, calistenia, chave, escalada, frontón».