Cuatro años sin Samuel Luiz: el crimen homófobo que rasgó las costuras de la sociedad española

A CORUÑA

Su asesinato conmovió a todo el país por la saña con la que una jauría atacó a un joven solo porque era gay. Casi un lustro después del crimen, la familia de la víctima seguirá buscando justicia en el Supremo
03 jul 2025 . Actualizado a las 14:27 h.Este jueves 3 de julio es un jueves de julio cualquiera en A Coruña: con sus temperaturas moderadas, sus turistas despistados y las playas esperando toallas y sombrillas cuando tres rayos de sol lo permitan. Este jueves 3 de julio es un jueves de julio cualquiera en A Coruña salvo para la familia y amigos de Samuel Luiz. Hace exactamente cuatro años este joven de origen brasileño perdía la vida en el paseo marítimo, o más concretamente, se la robaba una manada salvaje de jóvenes que decidió ensañarse a golpes contra un chico de 24 años que solo pretendía disfrutar de una noche sin restricciones, aprovechando que las medidas poscovid empezaban a dar una tregua.
Aquel día fueron muchos los que se echaron a las calles para reencontrarse con la normalidad. Una pandilla del barrio de Monelos eligió el pub Andén para tomar unas copas cuando acababa de arrancar la madrugada, el mismo recinto donde Samuel se ponía al día con su amiga Lina. Los grupos no se conocían, no interactuaron y cada cual se fue por su lado. Pero solo unos minutos después, los destinos de todos se ligarían para siempre.
La vida de Samuel apenas tuvo recorrido. Hoy, tras un juicio escrutado al detalle que duró varias semanas, se sabe que fue un ataque homófobo lo que acabó con este auxiliar de enfermería muerto y «abandonado como un perro», como relató su padre, Max Luiz, en su declaración ante la magistrada Elena Pastor. El desencadenante fue, según la sentencia, el «prejuicio» de Diego Montaña hacia Samuel, al inferir que era homosexual. «La animadversión y desprecio del acusado hacia la identidad de Samuel fue el elemento trascendente que determinó su actuación». El ahora condenado a pasar 24 años entre rejas se ensañó contra la víctima tras interpretar que este le estaba grabando con el móvil cuando, en realidad, hacía una videollamada con una amiga.
Que Montaña fue quien inició la agresión era lo único que parecía estar claro antes de que arrancara uno de los juicios más mediáticos que se recuerdan en España. Qué papel había jugado su todavía novia, Katy Silva, que le acompañaba en ese momento; quién era quién en la devastadora pelea desatada a continuación, si alguien pudo auxiliar a Samuel o se evitó la ayuda, y si pactaron los implicados una coartada, eran preguntas que todavía no tenían respuesta, pero que terminaron esclareciéndose con el veredicto del jurado popular.
El fallo, que llegó en enero, disgustó a parte de la sociedad. De los cinco acusados de matar a Samuel —Diego Montaña, Alejandro Freire, Kaio Amaral, Alejandro Míguez y Katy Silva—, solo cuatro acabaron condenados: tres por asesinato, uno como cómplice. Katy quedó libre porque, según el tribunal del jurado, ni azuzó a la manada ni intentó evitar la paliza. Mientras que las nueve personas que tuvieron la responsabilidad de decidir qué ocurrió aquella sí vieron probado no solo que Montaña fue el principal agresor, sino que Freire lo agarró del cuello para facilitar los golpes de otras personas —hay que recordar que dos menores han cumplido ya condena por formar parte de esta jauría humana—, que Kaio Amaral propinó al menos una patada, y que Alejandro Míguez «intervino durante toda la persecución, impidiendo la defensa y huida de Samuel».
Aquel fue solo un punto y aparte en un crimen que rasgó las vestiduras de la sociedad española, ya que evidenciaba que el colectivo LGTBI+ seguía desprotegido pese a tener garantizados sus derechos. Meses después del veredicto del jurado y de que la jueza dictara sentencia, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) retiraba a uno de los condenados de la fotografía de los acusados. Los magistrados del alto tribunal gallego ratificaron las penas de los asesinos, pero absolvieron a Alejandro Míguez, dándole la razón a su abogado, Manuel Ferreiro, que siempre ha mantenido la máxima de que «estar no es hacer».
Casi un lustro después del asesinato de Samuel, el recorrido judicial del caso está lejos de haber llegado a su fin. La familia llevará su batalla al Tribunal Supremo porque, como indicó su abogada, Esther Domínguez, a La Voz: «Hay una cosa que está clara, esto es una agresión grupal y Alejandro Míguez también estaba ahí».