La afiliación a la Seguridad Social alcanzó en mayo su pico histórico en la provincia de A Coruña

A CORUÑA

Sumó un total de 478.960 trabajadores inscritos, el máximo de la serie del IGE que comenzó en 2002
07 jul 2025 . Actualizado a las 17:50 h.La mayor virtud de Galicia, su tendencia a la estabilidad y a encontrar los equilibrios, tiene traducciones en casi todos los aspectos de la vida. También en el mercado laboral. En el último decenio, la estructura laboral de las cuatro provincias apenas ha mutado. En A Coruña, provincia tractora de turismo nacional e internacional, el sector servicios reclama una cuota de la fuerza de trabajo más pronunciada que en el resto de territorios gallegos.
Los últimos datos de afiliación a la Seguridad Social para junio del 2025 del Instituto Galego de Estadística —y toda la serie que se viene realizando trimestralmente desde marzo del 2014— así lo atestiguan. En la provincia de A Coruña, el 75,2 % de los empleados dados de alta lo están en el sector de los servicios. La siguen de cerca Ourense, con un 74 %; Pontevedra, con un 72,4 % y Lugo, con un 71 %.
No obstante, y subrayando de nuevo la idea de la constancia, la distribución de A Coruña — 75,2 % en servicios, 12,5 % en industria, 7,8 % en construcción y 4 % en agricultura y pesca— se aproxima bastante a la media de toda Galicia —73,6 % en servicios, 13,7 % en industria, 7,4 % en construcción y 4,7 % en agricultura y pesca—.
Desde el inicio de la medición, hace ahora algo más de 11 años, el baile de números no es especialmente significativo. Galicia tenía un 71 % de afiliados en el sector servicios, un 14,4 % en la industria, un 7,5 % en la construcción y un 6,9 % en agricultura y pesca. La provincia de A Coruña, un 72,5 % en servicios, un 13,3 % en industria, un 7,8 % en construcción y un 6,2 % en agricultura y pesca. Si acaso, se podría señalar como relevante el retroceso del sector primario, traducción de los múltiples problemas atravesados por el campo y el mar en los últimos tiempos.
Pero, al margen de eso, la foto dibuja un mercado con el sello inconfundible de la perdurabilidad. Circunstancia, la gallega, que tiene sus aspectos positivos y negativos.
En la columna de los contras, algunos expertos, como el economista de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Eduardo Curto, advierten de que unos valores demasiado sostenidos a lo largo del tiempo pueden significar estancamiento y falta de dinamismo. Una estructura laboral que, por ejemplo, dificulta la democratización de las industrias y las infraestructuras entre las cuatro provincias —o, más concretamente, desde el populoso oeste hacia el más marginado oeste—.
En cuanto a los datos totales, A Coruña se mantiene como la provincia con más afiliados, 478.386 (en el mes de mayo fue aún mayor, batiendo el récord histórico de la serie alcanzando los 478.960 inscritos). Por géneros, 243.160 hombres y 235.226 mujeres. La comunidad suma 1.099.106 — 560.407 hombres y 538.698 mujeres—. Balance, este último, que consolida la tendencia a la igualdad de participación en el tejido productivo —aunque en datos totales y no proporcionales— de los hombres y las mujeres.
Eduardo Curto, economista: «Es muy peligroso dejar de invertir en I+D+i»
El economista de la USC Eduardo Curto ofrece algunas impresiones generales sobre la estructura laboral de Galicia y de A Coruña al calor de los últimos datos. Cree que incluso esta aparente falta de cambio, esta perdurabilidad en los porcentajes tan de aquí, tiene una explicación que puede no ser tan halagüeña en el largo plazo. «La distribución apenas ha cambiado en años, ¿por qué? Pues porque cuando tú tomas una decisión estratégica dentro de una compañía o dentro de un sector, las decisiones se acaban convirtiendo en estructurales. Es decir, yo, si monto una ganadería, compro aperos y compro vacas y hago un almacén. Esa estructura organizativa que yo monto, evidentemente, no la puedo reconvertir mañana, porque veo que este negocio no funciona, en una fábrica de tornillos. Las decisiones estratégicas tendrían que tomarse desde las administraciones con la vista puesta en diseñar un plan para recomponer el tejido industrial». Esta apuesta por la reindustrialización y el avance en infraestructura, explica Curto, puede servir para frenar la sangría de la fuga de talento, especialmente en las zonas rurales y lejanas a los grandes núcleos de población. «Si yo vivo en una zona sin infraestructura, con malas comunicaciones y sin industria, pero tengo conocimientos técnicos y profesionales, ¿Dónde trabajo? ¿Dónde voy? ¿Qué hago?», reflexiona.
Pone además el foco en la obligación que tienen las Administraciones a todos los niveles para crear un clima favorable a la creación no solo de empleo, sino de empleo de calidad, con condiciones dignas, que favorezca la innovación y sepa explotar las virtudes de cada territorio. «En Galicia hay Concellos que se han cuidado mucho de ofrecer las condiciones óptimas para que en los polígonos industriales construidos en sus municipios se den las condiciones para que se pueda instalar una verdadera industria. Desde los Ayuntamientos se puede hacer mucho por fomentar y por impulsar».
Apuesta por la innovación
Advierte también de los riesgos de que un territorio descuide su inversión en I+D+i. «Las Pymes son el gran motor de la economía y son las que generan empleo. Pero no se puede pretender que una empresa de 3 o 4 trabajadores cargue con el peso económico de la innovación y la investigación. Ahí tiene que entrar la Administración. Algo muy peligroso que sucedió después de la crisis del 2008 fue que el primer lugar del que se comenzó a recortar fue precisamente este, I+D+i, porque pensamos que como es algo que no se nota en la cesta de la compra, pues que no es tan importante para nuestras vidas. Pero al final es lo que marca las diferencias y lo que permite el progreso económico de una región», ahonda. Aunque la gestión macroeconómica no es, en modo alguno, cosa sencilla, sí los son los preceptos que deben guiar al gobernante. «Tenemos que cuidar el empleo. Generar trabajos. Porque si generamos empleo, generamos riqueza. Y si generamos riqueza para todos, se pagan más impuestos y podemos tener mejores servicios para el conjunto de la ciudadanía. Y esta no es una cuestión política, es algo que debería regir la acción estatal en todos los ámbitos, no se trata de ser de uno u otro partido, es el mínimo exigible». Una hoja de ruta que no siempre se ha conseguido seguir con rectitud. A veces, son miles los factores imprevistos que desdibujan los caminos.