E.T., Indiana Jones y Star Wars cobran vida con la Orquesta Sinfónica de Galicia en A Coruña

rUBÉN j. gARCÍA / m. c. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

César Quian

La agrupación rindió homenaje a las icónicas bandas sonoras de John Williams

24 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La Semana Clásica de A Coruña vivió anoche una de sus citas más esperadas con el tributo de la Orquesta Sinfónica de Galicia a John Williams, uno de los compositores más prolíficos de bandas sonoras cinematográficas. Durante hora y media, una abarrotada plaza de María Pita se convirtió en un escenario donde, a falta de proyectores, la música fue el hilo conductor perfecto para que centenares de espectadores viajasen al epicentro de Hollywood.

Tras la interpretación del himno gallego, la OSG comenzó a recorrer el memorable repertorio de unas piezas que, en palabras de su director, Roberto González-Monjas, «forman parte de la banda sonora de nuestras vidas». Porque John Williams, que encontró en Steven Spielberg su mejor aliado, ha llenado de emoción y sentido muchas de las escenas y películas más icónicas de todos los tiempos.

Fue el caso del fragmento de la bicicleta voladora de E.T., con la que la Sinfónica, en una excelsa recreación, devolvió a la infancia a más de uno en la plaza de María Pita. De esa melodía alegre y dulce a la acción, el frenesí y la tensión de Indiana Jones, Superman o Tiburón en la que, con los dos primeros acordes, el público identificó al instante la película de la que se trataba.

La Orquesta Sinfónica de Galicia representó que, por encima de todo, John Williams es capaz de adaptarse a cualquier contexto. La emotiva Lista de Schindler tocó la fibra de la ciudad para, a continuación, adentrarse en el mundo de Star Wars. El maestro Yoda, la princesa Leia o Darth Vader cobraron vida durante unos instantes en la plaza coruñesa. Y cómo no, tampoco pudo faltar el homenaje a Parque Jurásico o a Harry Potter como broche de oro de un concierto en el que, por unos momentos, todo se reducía a la ilusión y emoción que generaban estas películas.

Tras el silencio sepulcral que acompañaba cada interpretación, el público agradecía posteriormente con sonoras ovaciones la actuación de la Sinfónica. Porque, aunque John Williams no estuvo presente, sus obras sí lo hicieron. El homenaje perfecto para un compositor que ha conseguido que, en esa magia del cine, haya un gran espacio reservado para la música.