Tengo esperanza. Pocas veces una puede vivir algo así
30 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.A Ricardo Darín le pasó. Estaba sentado en una pizzería con unos amigos, de pronto miró a través del cristal y vio pasar a una chica. Salió corriendo detrás de ella, cruzó el semáforo y se atrevió a decirle una frase corta: «¿Bailas?». Esa mujer era Florencia y se terminó casando con ella (y eso que aún debía de tener manchada la boca con el tomate de la pizza), pero el flechazo les funcionó y ahí siguen felices 40 años después.
A mí mañana me puede suceder también algo así, puede ser que esté sentada en un café de Coruña, y a través del cristal vea pasar caminando por mi ciudad a Ricardo Darín y —¡ay!— salga corriendo detrás para contarle todo lo que me emociona verlo por aquí. Porque no sé qué sabe él ahora mismo de Coruña. Habría que explicarle tanto... Por ejemplo, que todos esos que ve caminando con sandalias y pantalones cortos en pleno noviembre no viven en Os Mallos ni en Labañou, que son los cruceristas que nos alegran las calles, pero que aquí vestimos de otra manera mucho más cool. Aunque bien pensado, a lo mejor Ricardo necesita acercarse a Zara Kids para cogerle algún detalle al nietecito o nietecita que va a tener y quiere entrar en el de la calle Compostela. O ya le han hablado de nuestra famosa tortilla y está dudando si meterse en O Cabo, en Pontejos o en el Siboney para comerla a media mañana. ¿Habrá probado los churros de Bonilla? Quizás uno de estos días le dé por merendar allí. Es verdad que hoy no luce el sol, pero a lo mejor se anima a dar un paseo y se pierde por la Ciudad Vieja o va hasta la torre de Hércules a hacerse la foto como un turista o la recorre por esos caminos estrechos que se despeñan en el océano que llega a América. Tengo esperanza. Pocas veces una puede vivir algo así. Mañana me esperaré detrás del cristal a ver si me cruzo con Ricardo Darín.