Nuria Caballero es la creadora de este local en el que se preparan «graze box» para llevar -unas preciosas cajas de madera llenas de embutidos, quesos, humus, panes y flores comestibles- y en el que también organizan cenas y catas
08 oct 2021 . Actualizado a las 22:32 h.«Rosmarino nació por el amor que le tengo a la gastronomía, quería hacer algo nuevo y creativo». Nuria Caballero habla con pasión desde la mesa de obrador de su local del número 141 de la calle Orzán. Detrás de unas preciosas puertas verdes espera un espacio, mitad taller-mitad cocina, con azulejos blancos y suelo hidráulico, que en otra época fue una carnicería, y que Nuria convirtió en Rosmarino, un food atelier, el primero de A Coruña. ¿Y qué es un food atelier? «Es un lugar dónde ocurren cosas a través de la comida», define Nuria.
El espacio fue creado con dos funciones. Por un lado es un obrador, el lugar de trabajo en el que Nuria prepara sus «Rosmarino box», unas preciosas cajas de madera que llevan embutido, quesos, frutos secos, panes, humus y flores comestibles. «Son unas cajas de madera de pino natural, hechas en Boqueixón en el medio de la nada». Se pueden encargar y Nuria las prepara y las sirve a domicilio. «La charcutería es toda italiana (menos la cecina y el jamón ibérico)». Cuida mucho la selección de todos los productos, desde los panecillos hasta los quesos. Una de las estrellas de sus cajas es el Savel, de la quesería Airas Moniz, hecho en Chantada.
Las Rosmarino box son una versión de las «graze box», que son unas cajas (muy fotogénicas y apetecibles) en las que se mezclan embutidos, quesos, frutas de colores y frutos secos. «Investigando por redes descubrí las ‘graze box', primero en Canadá y después vi que en Estados Unidos eran muy famosas. Y dije: por qué no, vamos a probar». La primera Rosmarino box que preparó Nuria fue muy especial: «Lo probé por primera vez en el cumpleaños de mi mejor amiga, Marta. No sabía qué regalarle y pensé en hacer una Rosmarino box, aunque en ese momento no sabía que las iba a llamar así. ¡Y encantó! Yo no tenía ni cajas, lo hice en una bandeja de madera muy bonita y le puse una servilleta bordaba». Después apareció el local, casi de casualidad: «Fue una señal, porque estábamos buscando un almacén de aceite para mi marido y vimos este espacio. Pero cuando entré, dije: este es el lugar de Rosmarino. Hemos respetado toda esa decadencia que tiene, no hemos hecho nada más que recuperar el suelo, que era un suelo hidráulico precioso, y aprovechamos la cerámica azul. Para la mesa central utilizamos como pie un mostrador de un antiguo supermercado coruñés que pintamos de negro. Lo hemos hecho a pedacitos para no romper la estética».
Todos estos detalles hacen que Rosmarino también sea un lugar de encuentro: esa mesa de obrador construida sobre un antiguo mostrador se transforma en una mesa de comedor. En ella se pueden organizar cenas, en las que degustar en este lugar con encanto las Rosmarino box, o también puede convertirse en un lugar para celebrar una cata de vino o de aceite. «Puede ser un lugar para hacer un encuentro, para una cena, una merienda o un desayuno». Desde fuera, se puede ver por la puerta abierta una preciosa mesa con candelabros, velas y buena música de fondo. «La música es fundamental, no sé trabajar sin música, aquí siempre hay música», cuenta Nuria. Hay gente que se asoma, que pregunta qué está pasando en este lugar con tanta personalidad del Orzán. Nuria los anima a descubrir su pequeña joya, sus cajas hechas con mimo y plagadas de sabor.