Dos Barallobre, uno de mar y otro de interior, que vale la pena visitar

Cristóbal ramírez A CORUÑA

BETANZOS

Iglesia de San Martiño de Bravío
Iglesia de San Martiño de Bravío CRISTÓBAL RAMÍREZ

Uno se encuentra en el municipio de Fene y otro en el de Betanzos. La comparación es hasta curiosa porque son el día y la noche

15 ago 2020 . Actualizado a las 10:41 h.

Si en idioma prelatino la terminación «bre» significa lugar, y «barallo» es -según los Románticos- mercado, Barallobre será el lugar donde se celebra el mercado. O, al menos, donde se celebraba en los tiempos castreños cuando no se atisbaba la presencia de ni un solo legionario romano. Resumiendo: hace más de dos mil años. Igual no es cierto, pero nadie negará que la explicación del topónimo encierra encanto.

Y Barallobre existen dos en el golfo Ártabro (y uno más en el municipio lucense de Friol). Uno con muelle y mar, y otro tierra adentro y con bosque. Uno viendo como creció la población en el 2018 y otro con menguada demografía. Uno en el municipio de Fene y otro en el de Betanzos. La comparación es hasta curiosa porque son el día y la noche.

Una vez en Betanzos, en el cruce de As Cascas, se impone tomar rumbo a Oza dos Ríos para desviarse al medio kilómetros algo largo por una pista descendente que conduce al puente de Roibeira, pequeña aldea que hay que sobrepasar. Como también hay que cruzar un pequeño y bonito bosque y dejar a la espalda la ampulosa fuente de Picachá, obra con aires de grandeza que data de 1911. Y la aldea de Os Piñeiros, con el río Mendo a la izquierda -¡Qué precioso caneiro!-, mientras la retina va grabando paisajes que maravillan. Y, salvando una vez más el Mendo, así se gana Barallobre, una aldea que, en principio, no tiene nada que ofrecer. Falsa impresión. Porque cruzándola por una callejuela muy estrecha y tomando arriba a la izquierda (por la diestra se va a un lugar de curioso nombre, O Martinete) se gana en unos pocos metros el bonito templo de San Martiño de Bravío, con multitud de cepas de vino en su retaguardia.

Bañado por la ría

El otro Barallobre es todo lo contrario: se localiza en la ribera sur de la ría de Ferrol y es parroquia que siempre ha mirado a las plácidas aguas que escondían, y esconde, esa riqueza actual que es el marisco, la comida de los pobres en otros tiempos. Se llega desde el cruce de carreteras de Fene tomando a la izquierda y recorriendo toda esa calle, antes también carretera, para más adelante girar a la derecha y descender a la orilla. Casas bajas, alguna con mucha historia, que acogieron a familias que tanto cuidaban el huerto como acudían a la ría, hasta que en los años 60 del siglo pasado los astilleros ferrolanos, con la vieja Astano tirando del empleo, dieron trabajo a todo el mundo.

Un pequeño parque infantil pone el contrapunto entre el puerto deportivo a un lado y a la playa por otro. Un arenal que no es turístico, con un barco abandonado acabando sus singladuras al sol y convertido en una muda enciclopedia de lo que fue y ya no es Barallobre que, al igual que el otro, quizás haya albergado algún tipo de mercado hace un par de milenios.

LA AVENTURA

Inspeccionar el barco abandonado del Barallobre de Fene.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Ante las iglesias parroquiales de los dos Barallobre.

EL DESAFÍO

Ir a San Martiño de Bravío en bicicleta desde Betanzos.

EL PASADO

El templo de San Martiño de Bravío fue levantado en el siglo XII siguiendo los cánones estilísticos del arte románico.