
Con más de 40 años de historia, este local combina producto gallego con una ubicación privilegiada
10 ago 2025 . Actualizado a las 09:01 h.En plena campaña estival, el restaurante A Cabana, en Bergondo, se reafirma como un clásico de la cocina gallega con vistas privilegiadas a la ría de Betanzos. Fundado en 1983, este establecimiento familiar apuesta por una gastronomía basada en el producto de temporada, elaborado con mimo y sin artificios. «Nosotros no hacemos milagros. Solo intentamos trabajar con dignidad un producto que ya es maravilloso», explica Manuel Casal, al frente del negocio.
La temporada de verano avanza «muy bien», aunque con algunas sombras, como la falta de personal, «un problema común en el sector», apunta. Julio no ha sido el mejor mes, «pero tampoco ha sido malo», y la esperanza está puesta en agosto: «Hay muchas reservas ya hechas, así que lo preveo mejor». La fidelidad de su clientela es clave. «Tenemos gente que llama desde Madrid o Barcelona con semanas de antelación. Ya nos conocen, ya somos parte fija de sus veranos», dice.
Su enclave es también uno de sus grandes reclamos: «Estás montando la terraza y viendo el mar… Es una maravilla, incluso para trabajar». Pero más allá del entorno, es la cocina la que mantiene el alma de A Cabana: tradicional, gallega y con una carta que se adapta al mercado y a las estaciones. Estos días mandan el calamar, el bonito del norte —a la plancha o en marmitako— y pescados como la merluza, el rape o el mero. También están entrando buenos percebes, y el tomate de la zona de Miño está «espectacular».
A la carta no le faltan las carnes, siempre de ternera gallega, ni una cuidada selección de legumbres. «Somos un restaurante de cocina de aldea, seguimos pelando sacos de patatas a mano», afirma con orgullo. Esa autenticidad se traslada también a su carta de vinos, con cerca de 900 referencias. Galicia ocupa cada vez más protagonismo. «Ahora hay tintos de Rías Baixas o de Ribeiro que sorprenden. Hay auténticas maravillas». En verano también se reservan algunos días para la música. A finales de agosto, A Cabana acogerá un concierto del músico Pancho Varona, con un menú cerrado que incluye cena, bodega y dos actuaciones, una nacional y otra local. «Es para un máximo de 100 personas y ya tenemos más de la mitad de las plazas cubiertas», indica Manuel.
A Cabana sigue fiel a su esencia: tradición, cercanía y respeto por el producto y el entorno. «Buscamos otro tipo de cliente, uno que quiera sentarse, disfrutar del paisaje y comer bien», sentencia Casal.
Una propuesta única
El 30 de agosto, Pancho Varona (cliente del restaurante) actuará dentro de una cena-concierto con aforo limitado a cien personas. Más de la mitad de las reservas ya están cubiertas.