¿Cuántos segundos hay que esperar para que el semáforo se ponga en verde?

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Ni tarda una eternidad ni los peatones esperan más. Entramos en la sala de pantallas de la Policía Local de A Coruña y los mitos se vienen abajo. Descubrimos a través de sus cámaras cómo se regula el paso de peatones y vehículos en la ciudad

09 oct 2021 . Actualizado a las 17:26 h.

Entrar en la sala de pantallas de la Policía Local de A Coruña es lo más parecido a hacerlo en Gran Hermano. Es Enrico Rodríguez, que dirige este observatorio plagado de cámaras, quien nos recibe y nos permite ver de un plumazo la ciudad a través de ellas. Él y su equipo, formado por seis agentes, se encargan de regular los semáforos y el tráfico. También de estar alerta ante cualquier alarma y de echar un vistazo a lo que se cuece en cada zona para garantizar que todo circule correctamente. Cien cámaras les ayudan a hacerlo: «Tenemos un programa con un mapa de la ciudad y cada simbolito verde que ves es una cámara de control de tráfico. Estamos rondando las cien cámaras, y a corto plazo contamos con que haya 15 o 20 más. Además, tenemos otras 20 que están inoperativas porque están siendo reguladas».

Aunque nos parezca una auténtica eternidad, el tiempo máximo de espera ante un semáforo para poder seguir circulando se mueve generalmente entre los 95 y los 105 segundos durante el día y los 80 de noche. «En las ciudades varía el ciclo semafórico, que es desde que tú te pones en el semáforo hasta que después se inicia, el tiempo que tarda. Ese tiempo que se establece en cada ciudad hay que repartirlo en ese cruce con todas las diferentes calles y peatones. Aquí el tiempo que está establecido con carácter general es de 95 segundos, es decir, no va a pasar mucho más de un minuto y medio en cualquier sitio. Y de noche, hablaríamos de 80 segundos. Otra cosa es que estemos a la salida del fútbol, por ejemplo. En ese caso aumenta a 120 segundos», indican los agentes. Obviamente, luego están los imprevistos. Si se produce un accidente, toca regular con otras frecuencias. Lo mismo ocurre con otros hechos que suceden previsiblemente, como la hora de salida de los colegios, con planes ya fijados.

¿Y en plenas Navidades con el comercio abierto los domingos? Conscientes del aumento del flujo circulatorio, ya existe un plan especial. En Navidades estamos con 95 segundos también prácticamente en todos los sitios con diferentes repartos, y luego ampliamos a 105 en hora punta. El reparto temporal por franjas horarias se reparte generalmente así: desde las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana funciona el ciclo nocturno de 80 segundos; de las 7 de la mañana en adelante entra el de 95, y después ya subiría al de 105 según las zonas y las horas. Todas esas variaciones pueden realizarse sobre un semáforo en concreto o sobre subáreas que engloban distintas intersecciones de la misma zona.

Ya sabemos cuál es el máximo tiempo de espera, pero el mínimo no está tan claro. En algunos casos, hay semáforos que cierran tan pronto que solo permiten el paso de un par de vehículos. Eso ocurre, explican los agentes, en cruces complejos en los que hay que repartir mucho flujo circulatorio. «Los tiempos mínimos están establecidos por el propio sistema, aunque queramos dejar la frecuencia en cero, no vamos a poder», señalan.

Todos abiertos

El caso contrario se produce esas veces -pocas- en las que se alinean los astros y cogemos todos los semáforos de nuestro camino abiertos. «Es lo que llamamos onda verde, pero todo ese tiempo en verde de esos semáforos significa que otros están en rojo. La primera vez que se puso la onda verde por todo el paseo marítimo, si no recordamos mal, fue por la visita de Aznar», indican los policías. Y viceversa. Esos días en los que no consigues avanzar más de cien metros sin que se te cierren también tienen su explicación. «A veces eso se hace intencionadamente. Si hay una zona que está toda en verde, puedes hacer que la gente se dé cuenta y lo sepa, provocando que vayan por ahí. Y al contrario. ¿Eso nos conviene? Pues a veces sí», apunta Rodríguez, que dice que en ocasiones también detectan que una calle está colapsada y deciden hacernos esperar más de lo normal para que no acabemos todos haciendo crecer el mismo embudo.

¿Pero qué hay del peatón? El tiempo estándar para ellos es de metro y medio por segundo con un ciclo de 45 segundos. Alguna vez este tiempo puede ser mayor, pero eso suele darse en pasos de doble tramo. Una queja recurrente del viandante -en la sala de pantallas tratan de atenderlas siempre- es que el semáforo les cambió a rojo de golpe. «Eso nunca ocurre. El semáforo tiene dos fases, la fase de ámbar que suele ser de 3 segundos y la de seguridad de 2. Al peatón siempre le parece que su tiempo de espera es largo, y luego observamos que muchas veces no los respetan», desvelan los agentes.

Llegados a este punto, cabe preguntarse cuántos semáforos hay en la ciudad y dónde están. En total, son 508 báculos y 804 columnas, localizados en la zona centro y en las grandes arterias. «Los barrios por dentro no disponen de semáforos», puntualizan los policías, que en la sala de pantallas ven mucho más que el flujo circulatorio a través de las cámaras.

Las infracciones que más capta este Gran Hermano en las calles coruñesas son, en primer lugar, la doble fila. Pero los peatones no se quedan cortos y podría decirse que ocupan la segunda plaza en el ránking. «No respetan ni los semáforos ni las zonas de paso. Lo que más vemos son, en general, las pillerías. Desde que giras en un sitio en el que no se puede o alguno que mira si hay un policía y rebasa una línea continua», cuentan los agentes, que desde su puesto pueden denunciar, aunque no sea su labor fundamental. Junto a ellos se encuentran sus compañeros de gestión de denuncias telemáticas, esas otras cámaras que no se ven: las de control de tráfico.

Si hay un punto en A Coruña y en Galicia que soporta una densidad de tráfico abrumadora, esa es la entrada a la ciudad desde la avenida de Alfonso Molina. Hablamos del punto con la intensidad de circulación media diaria más alta de toda la comunidad. «A las 9 de la mañana entrar en A Coruña desde Alfonso Molina te supone entre 7 y 8 minutos. Pero es por una razón obvia, y es que la intensidad media de esa vía está en torno a los 50.000 vehículos. Si nos vamos un tramo más atrás, que es la entrada a la ciudad, donde está el entronque justo antes del desvío a San Cristóbal, ya estamos hablando de 130.000 vehículos diarios. De ahí que este sea el punto con la intensidad de circulación media diaria más alta de toda Galicia. La media el año pasado fue de 121.000 vehículos diarios, con picos de 130.000. Y antes de la tercera ronda era de 150.000. La zona centro tiene un problema de espacio: entran 130.000 vehículos y el parque móvil de la ciudad es de 147.000. Nuestro ayuntamiento tiene los kilómetros que tiene», explican. Trabajo no les falta.