Laura Rodríguez: «Si voy a una casa y no veo libros buenos y discos, mal asunto»

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Apasionada del arte y la literatura, la directora de Hércules Ediciones cogió el timón de la empresa tras la jubilación de su padre en la pandemia

11 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es en lo primero que se fija. «Viendo los libros y discos que tiene una persona se sabe mucho de ella. Si son heredados o le tocaron en una rifa o si son los que le pidieron en el colegio de sus hijos. Si voy a una casa y no veo libros buenos y discos, mal asunto», concluye Laura Rodríguez Herrera, directora de Hércules Ediciones, que da empleo a 20 personas en sus delegaciones de Sevilla, Vigo y la central de A Coruña. Tiene 47 años y una sonrisa muy expresiva. De esas personas a las que da gusto contarle algo gracioso. En la cuidada y organizada biblioteca de su casa conserva novelas de autoras españolas del siglo XX. También libros de arte, una de sus grandes pasiones, de moda, y una curiosa selección de obras sobre Prince. «Lo vi tres veces en directo, dos en Madrid y una en Santiago. Al concierto del Santa María del Mar no fui porque entonces no me gustaba», reconoce. Literatura americana y feminista completan sus estanterías. «Estamos lanzando la colección Púrpura de ensayos feministas que está funcionando muy bien. Hemos publicado en gallego libros de autoras internacionales. Los leo en inglés y después me pongo a buscar los derechos», explica. 

La empresa familiar

En el año 2009 empezó a trabajar en la empresa de su padre, Francisco Rodríguez Iglesias. «Yo nunca pensé en dedicarme a la empresa familiar pero...», reflexiona. Estudió, siempre con muy buenas notas, en el colegio Eirís, y le encantaban el arte y la literatura. Pero obtuvo la doble licenciatura de Derecho y Administración de Empresas en Icade, Madrid. «Empecé a trabajar en una consultoría de Iberdrola, que en aquella época estaban muy de moda. Comprábamos maquinaria para parques eólicos, por ejemplo. Era un trabajo muy atractivo y tenía un jefe muy bueno. Conocí al que hoy es mi marido en la empresa y, como en el 2006 lo destinaron a Estados Unidos, para allá nos fuimos», recuerda mientras da un sorbo a un café con leche sin lactosa en el Siboney de Rúa Nova. Vivieron en Filadelfia. «A hora y media en tren de Nueva York, como ir a Vigo», apunta. Por diferentes motivos decidió dejar el trabajo que tenía en Estados Unidos y empezó a contactar con bibliotecarios de allí para ofrecerles publicaciones de aquí, y le gustó. «Vendía libros sobre Galicia en Estados Unidos y tuve la oportunidad de que me enseñasen la biblioteca del Congreso. Tuvimos que volver y, en vez de ir a Madrid nos vinimos para A Coruña. No deseábamos el ritmo frenético madrileño», relata. 

Pasión por el papel

Cuando llegó la pandemia, su padre se jubiló y ella se puso al frente de la empresa. «Fueron los tres años más intensos. Ahora estamos en un proceso de transición. Seguimos haciendo libros de gran formato que se siguen vendiendo. Llevamos 20 años escuchando que el libro se va a acabar y ahí estamos, otras empresas sí que han desaparecido. Tenemos una línea de publicaciones más pequeñas y para todos los bolsillos. También libros informativos sobre el cuerpo, medio ambiente, naturaleza... Tengo el reto de trabajar más con autores de aquí y apostar por otros formatos y públicos. También estamos digitalizando libros de nuestro fondo», relata esta habitual de las ferias internacionales. Además de Prince, le gustan Lenny Kravitz y Terence Trent D’Arby. Desde hace 10 años no falta a su cita con el pilates y corre y camina todo lo que puede. De lunes a viernes lleva una vida equilibrada. «Tengo bastante autocontrol», reconoce. Le gusta viajar y tener su biblioteca ordenada con sus mejores libros-objeto. «Seguimos con nuestras obras de referencia, como la del conde de Lemos, la Historia de la arquitectura gallega o La gran obra de los Caminos de Santiago. El año pasado publicamos el volumen 20, sobre el Camino de Arlés», informa esta apasionada del papel que me recuerda mucho a su madre.