El Teatro Rosalía de A Coruña: de icono cultural a foco creciente de insalubridad

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Vecinos y comerciantes dicen que la suciedad y el olor a orines resulta insoportable

25 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cruzar los soportales del Teatro Rosalía por la calle Riego de Agua se ha convertido en un deporte de riesgo. Ya no solo porque, dependiendo de la hora, hay que ir sorteando cartones y macutos de la gente que duerme allí, sino también por el insoportable olor a orines disperso por todo el edificio y sus alrededores. Los residentes denuncian que la zona «se ha convertido en un campamento de drogadictos y borrachos. Hay varios grupos que se juntan en esta zona montando tenderetes con cajas de cartón. Están permanentemente emborrachándose y drogados, orinan en la calle… La zona del teatro apesta a orines», denuncian.

Inciden en que esta situación en pleno centro turístico ofrece una imagen deplorable e insalubre de la ciudad. «Los drogadictos duermen en las puertas de los negocios y portales, y ya han tenido varios enfrentamientos con vecinos y comerciantes, que tenemos que llamar a la Policía Local. Aunque ponemos quejas en el 010, el Ayuntamiento dice que no puede hacer nada porque la calle es libre para todo el mundo. Pero no me parece admisible que se tolere que esta gente esté día sí y día también molestando a los habituales de la zona», indica una residente.

Los comerciantes también muestra su sorpresa por el hecho de que el epicentro turístico ofrezca una imagen como la que se ve desde que comenzó la feria medieval: «Siempre hay gente durmiendo en los soportales. En invierno son personas indigentes de A Coruña que no quieren ir a instituciones, pero no causan problemas. Y en verano se juntan ahí grupos que beben. El caso es que este año, al principio, eran tres o cuatro... y ahora ya son una decena», explica la responsable de un negocio de la zona. Los afectados aseguran que durante el día no suele haber problemas con ellos pero de vez en cuando hay jaleo: «Las broncas comienzan, sobre todo, por las noches, supongo que cuando ya están muy pasados. Y esta misma semana tuvo que venir la Policía Local a las dos de la tarde porque empezaron a pelearse entre ellos». Otro comerciante rememora que llegaron dos patrullas en coche, dos motos y otros dos policías a pie. «Nosotros los llamamos, pero nos dicen que no pueden hacer nada, porque no hay una ley que prohíba a la gente dormir en la calle. Pero no se trata de eso, sino del ruido que generan por las noches, de la situación de insalubridad y de la imagen que aportan de la ciudad con decenas de cruceros y turistas pasando por delante cada día».

En los hoteles de Riego de Agua la presencia de estos grupos también generan problemas: «Los clientes, sobre todo los que duermen en las habitaciones de la primera y segunda planta que dan a la fachada del Teatro Rosalía, se quejan del ruido y que no pueden dormir por la noche. Llevamos dos meses así y esperamos que cuando terminen las fiestas se vayan de aquí».

De hecho, según comentan los residentes en la zona, el Teatro Rosalía es un edificio histórico que citan en todas las documentaciones, pero que los guías turísticos ahora evitan para que los forasteros no vean el panorama.

«De todos los años que llevo aquí, este es el grupo más tranquilo»

«No es plato de gusto ver orinar a personas en la calle. Y aquí lo padecemos a diario. Tiene que haber alguna ordenanza que regule este tipo de comportamiento. Yo no digo que los echen, pero por lo menos que hagan posible una convivencia más saludable», explica otra residente en Riego de Agua. De hecho, algunos comentan que este comportamiento no se lo permiten a otros conciudadanos. «¿Por qué sí a ellos? Hay un horario para dejar muebles en la calle, y ellos montan sin pudor allí sus chiringuitos. También multan a cualquiera que orine o defeque en la vía pública, e incluso si no recoges las deposiciones de tu perro. Pero ese grupo de personas hacen lo que quieren», comenta otra persona. Otra hostelera se queja de la presencia de un contenedor y una valla en la calle Agar, que no solo esas personas sino cualquiera que sale de fiesta utiliza por las noches para hacer sus necesidades. «Nos tapa una ventana de nuestro almacén, donde se cambia el personal. No la podemos abrir por el hedor. Huele incluso dentro del comedor. Y nos llegan a mear en el ventanal», denuncia.

Paliza a un supuesto pederasta

El miércoles a primera hora de la mañana desalojaron a esta pandilla para limpiar y baldear los soportales. «Se fueron, pero en cuanto terminaron, volvieron», lamentan los vecinos. De todas formas, algunos trabajadores de la zona explican que de todos los grupos de personas que se juntan para beber y dormir frente a las taquillas del teatro, «el de este año es el grupo más tranquilo y pacífico que he visto. Se van temprano a dormir y durante la semana no generan grandes altercados. Ya no puedo hablar del fin de semana...». También explicó que uno de los que lideran esta cuadrilla se enfrentó con una cadena a un supuesto pederasta que estaba molestando a una menor. «Le dio tal paliza que acabó necesitando atención médica. El caso es que salió en defensa de la niña», explica este trabajador. Otros confirman que el grupo bebe alcohol y consume otras drogas, pero ahora piden permiso para ir a los baños.