Pablo Seivane, propietario de El Filón de Oro, en A Coruña: «Presiento que este año voy a dar el gordo, y no es un sueño»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Pablo Seivane, propietario de El Filón de Oro
Pablo Seivane, propietario de El Filón de Oro ÁNGEL MANSO

En el último sorteo de Navidad repartió 162 millones de euros gracias al segundo premio

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana se cumplieron dos meses del sorteo de Navidad. «Está casi todo pagado. Hubo cantidad de anécdotas durante estas semanas. Me llamó una señora de A Coruña que vive en Madrid y que en verano había venido con tres amigas a enseñarles la ciudad y se llevaron un décimo cada una», recuerda Pablo Seivane, propietario de la administración de lotería El Filón de Oro de Rúa Nova 4. Gracias al 58303, el segundo premio, repartió 162 millones de euros haciendo honor al nombre del despacho. «Yo no tenía ni una participación. A veces me compro algo de algún número que queda suelto, pero esta vez no. Yo juego a todo porque me apasiona. No gano, pero cubro gastos. La satisfacción de dar un premio y que sea tan repartido es lo máximo. Bea, la de Gatocan, me llamó en verano pidiéndome uno que terminase en 23, por ser justo el año en el que estábamos. Quería 90 billetes, 900 décimos, y le dije que no tenía tantos con esa terminación pero que si me daba tiempo se los conseguía. Como le corría prisa para empezar a vender, ya me preguntó si había otro número parecido y le comenté que sí, que tenía los que quisiese del 58303. Hizo 4.500 participaciones», recuerda Pablo. Eso sí, solo una persona se acercó a darle un detalle a los empleados para agradecerles el haber sido intermediarios de la suerte. 

Como Doña Manolita

Charlamos en el coffee bakery Sucre de la calle Olmos, a unos metros del Filón. Desde el 22 de diciembre todo es diferente. «La venta en Reyes fue una locura. Fíjate que todo el incremento de ventas que tuvimos en el 2023 ya lo alcanzamos en el 2024 y estamos en febrero. La venta por Internet sigue subiendo. Cada vez hay más gente que lo compra y lo viene a buscar al despacho. Hay gente que hace cola para llevar un euro de primitiva. En julio vamos a estrenar una app en la que llevamos tiempo trabajando y no creo que haya nada similar. El 2024 va a ser una locura y ya hemos contratado a dos personas más y tenemos la idea de abrir todos los domingos a partir del verano», relata Pablo, consciente de que está en un momento dulce y que va camino de convertirse en la Doña Manolita coruñesa. «Este año presiento que voy a dar el gordo, y no es un sueño». 

Correr por el monte

Pablo Seivane Vior nació en A Coruña, pero sus padres son de Ribadeo. Tiene 55 años y una hija de 28 que trabaja en una empresa de publicidad en Madrid. Pablo, que no tiene nada que ver con los Seivane gaiteiros, estudió en el Curros Enríquez y en el instituto Zalaeta. En 1987, siendo un chaval, empezó a trabajar en el despacho en el que ahora manda. Aprendió con Matilde Debén Iglesias y después con su hija Carmen. Casi 30 años de empleado hasta que en el 2019 se hizo cargo del mismo. Me habla de la venta a empresas, pero de manera personalizada, de su pasión por la estadística, de nuestro amigo común César Bonilla (recién fallecido), y de su actividad deportiva. El hombre que esta Navidad repartió millones es capaz de correr más de 100 kilómetros sin parar. «La próxima que quería hacer es la ultra Sierra Nevada. Tengo que aprovechar las pruebas que sean antes de julio porque después resulta imposible por la lotería. Me encanta correr por el monte, es diferente a lo que haces todos los días. Un amanecer subiendo al Teide o al Mont Blanc no hay dinero que lo pague. Empecé con carreras menores, maratones, ironman... Entreno todos los días una hora y voy al gimnasio. Tengo físico para pasar los controles que marcan, pero nada más. Los retos me ponen», reflexiona. Me cuenta otra anécdota vinculada a lo que ocurrió hace dos meses cuando hizo felices a miles de personas. «Me llamó una señora que había hecho unas participaciones pero no las pudo distribuir porque estuvo hospitalizada. Cuando me dijo la cantidad que tenía le expliqué que le habían tocado 600.000 euros».