La «Ciudad Satélite» que casi se levanta junto a la torre de Hércules: «Fue un proyecto demasiado ambicioso para la época»

A CORUÑA CIUDAD

Proyecto de Ciudad Satélite para la actual zona de Adormideras en los años treinta.
Proyecto de Ciudad Satélite para la actual zona de Adormideras en los años treinta. Archivo.

Tras el planteamiento de las viviendas del Campo de Marte, se planeó construir una colonia de mil residencias entre la ensenada en lo que ahora sería Adormideras

22 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

De grandes proyectos urbanísticos que no vieron la luz sabe cualquier alcalde. A Coruña soñó un día con un parque de atracciones en Santa Margarita, con una Casa de los Antepasados en el yacimiento del Castro de Elviña o un rascacielos de 180 metros de alto en el polígono de As Percebeiras, hoy todavía un solar tras la paralización del enésimo proyecto urbanístico, que planeaba levantar 400 viviendas. Que son 600 menos que la cooperativa Concepción Arenal quiso construir en los años treinta del siglo pasado en lo que hoy es Adormideras. «Fue un proyecto excesivamente ambicioso para su tiempo», explica José Ramón Soraluce Blond, arquitecto.

El nombre elegido por la cooperativa ya cimentaba los grandes objetivos que se marcaba. Aunque Concepción Arenal (1820-1893) destacó por su labor en las cárceles o su aporte al feminismo, también participó en el primer ensayo serio en España para resolver el problema de la vivienda de la clase obrera. Junto a la condesa de Espoz y Mina, y otros donantes, fundó la Constructora Benéfica, que levantó entre finales del XIX y principios del XX casas baratas para el proletariado en diferentes barrios de Madrid. «Algo se haría con que la ley dictase reglas higiénicas para la construcción y para la habitabilidad, relevando de la obligación legal de pagar alquiler al inquilino de una casa que, bajo el punto de vista de la higiene, no estuviera en condiciones legales», escribió la ferrolana en su obra El pauperismo (1885).

Lo que comenzó a planearse en 1928 para la ensenada de San Amaro también era una colonia de casas baratas. A Coruña ya gozaba de un precedente relativamente cercano, el Campo de Marte, en Monte Alto. Fue el 24 de abril de 1925 cuando se colocó la primera piedra de la barriada de 24 inmuebles. «Se lanzaron denodadamente a la obra veinticuatro amigos de buena voluntad, convecinos respetables, todos relacionadísimos y estimados en el pueblo, pese a su modestia, con plena solvencia material y moral. Una casa para cada uno. Este es el programa. Y hay en el simpático y animoso corro de militares, propietarios, empleados, industriales, dueños de taller...», contó La Voz en ese año.

Este bum inmobiliario de principios del siglo XX respondía a un problema que detectaron los gobernantes de la época, tanto los de la monarquía de Alfonso XIII como, más tarde, la Segunda República. «El gran problema en el siglo XX era el enorme paro que había en España. Uno de los métodos para paliarlo fue crear legislación que incentivase la construcción, no solo de viviendas, sino también de obras de ingeniería. De ahí surgieron una serie de leyes impulsadas desde Madrid, centradas en promover la construcción de casas baratas. Una de las más relevantes fue la de 1921. Gracias a ella, por ejemplo, se construyó la colonia del Campo de Marte en 1925. Estas leyes ofrecían créditos muy ventajosos y permitían que las clases modestas accedieran a una vivienda propia», explica José Ramón Soraluce Blond.

Proyecto de la Ciudad Satélite para la zona de la actual Adormideras.
Proyecto de la Ciudad Satélite para la zona de la actual Adormideras. Archivo.

La cooperativa de casas baratas Concepción Arenal pretendía ser una realidad gracias a esa legislación, pero con mayor ambición que el Campo de Marte. El 26 de abril de 1928 La Voz publicaba el artículo La futura ciudad satélite, en el que detallaba las intenciones del próximo desarrollo. «La península de la Torre es amplia y susceptible de higiénica edificación. A ella irá la Sociedad “Concepción Arenal” para construir la ciudad-satélite: mil casas que terminarán de resolver el problema de la vivienda en La Coruña», decía la pieza.

Los pormenores de la urbe no se dieron a conocer hasta finales de ese mismo año. El 1 de diciembre de 1928 este medio daba a conocer el anteproyecto: iba a tener de todo. «Habrán de colocarse el casino, cooperativa, mercado, grupo escolar, casa cuna, casa de socorro, pabellón administrativo, retén de bomberos, estadio, iglesia, etc.». «Esta Ciudad Satélite podrá competir ventajosamente con la mejor de las extranjeras, que es la primera que se construye en España y que la Sociedad brinda al Ayuntamiento de La Coruña la gloria de su ejecución», terminaba el anteproyecto.

Las casas de una cooperativa obrera constituida en la ciudad inglesa de Rochdale en el año 1900 fue el modelo de la nueva urbe, con unos planos que fueron elaborados por arquitectos ilustres, como Tenreiro, Estellés y el arquitecto municipal Pedro Mariño, que lo firmaba el 16 de abril de 1930. La presidencia de la cooperativa la había asumido el político Ramón Maseda, también presidente de la cooperativa del Campo de Marte. El socialista fue fusilado en 1936. «La inspiración del proyecto venía del modelo inglés, de los obreros de las fábricas textiles. Se había planteado una serie de chalets de estilo regionalista, con techos altos, chimeneas... No se inspiraban en la casa gallega, sino más bien en la arquitectura del norte de Europa. Era un diseño urbanístico que planteaba un nuevo barrio, no con edificios aislados, sino con alineaciones de casas formando grandes manzanas. Se había diseñado hasta un estadio», cuenta el arquitecto.

35 manzanas con un total de 1.018 fincas

Proyecto de La Ciudad Satélite para la zona de la actual Adormideras.
Proyecto de La Ciudad Satélite para la zona de la actual Adormideras. Archivo.

Esta ciudad Satélite siguió apareciendo en La Voz de manera recurrente en los años siguientes. El 27 de diciembre de 1930 se publicó un anuncio de cómo iban a ser las viviendas, todas provistas de jardín y patio. «Próximamente publicaremos otros modelos con la correspondiente distribución y precios, que varían entre 22 y 102 pesetas por renta y amortización», decía. Más tarde, el 28 de enero de 1933, se desglosa todo el proyecto bajo la pieza La Ciudad Satélite es una realidad. «Se proyectan 35 manzanas con un total de 1.018 fincas, adoptando el criterio de calles con frentes de casas continuas y dejando senderos o pequeños accesos hacia jardines o espacios libres para el recreo infantil», concretaba el artículo.

Sin embargo, pronto comenzaron a surgir dudas y reservas por parte de diferentes sectores y el Ayuntamiento. En mayo de 1934, Insua Sánchez, concejal de la Comisión de Hacienda, compartió en sesión plenaria sus reservas: «Construir de una vez las mil casas del proyecto original podría causar una perturbación en la propiedad media, afectando la capacidad de construcción en la ciudad. Así, aunque se resolviera el problema inmediato de la vivienda, se agravaría el del paro obrero», señalaba. Asimismo, señalaba que la magnitud del proyecto podía ser la razón por la que aún no había recibido apoyo estatal, el cual debería aportar cuatro millones de pesetas. Luego el Concello aportaría 500.000.

El arquitecto José Ramón Soraluce entiende que fue el tamaño de la Ciudad Satélite lo que evitó su viabilidad. «Era proyecto demasiado ambicioso para la época. Una urbanización para 5.000 personas era mucho para una cooperativa. Crear una cooperativa de casas humildes para tantas personas era muy complicado. Además, no estoy seguro de que en ese momento hubiese suficiente población con capacidad económica para integrarse en ella. Estas iniciativas estaban pensadas para gente con recursos muy limitados», explica.

Imagen de las recién inauguradas casas de Juan Canalejo en el año 1954.
Imagen de las recién inauguradas casas de Juan Canalejo en el año 1954. Alberto Martí Villardefranco

A pesar del difícil escenario, en junio de 1935 el consistorio aprueba una proposición de Jesús Molina Paza, que decía: «Llegado el momento de que la Corporación pueda prestar un apoyo positivo a dicha entidad, gestionando ante el Estado y los organismos colaboradores todo lo necesario para que esta cooperativa coruñesa, que representa las aspiraciones de un considerable núcleo de población, pueda beneficiarse de la política nacional contra el paro y llevar a la práctica su proyecto». Así, el proyecto trató de seguir avanzando. Incluso, en 1937 —en plena Guerra Civil—, la cooperativa publicó en La Voz un anuncio en el que invitaba a los socios que se encontraban en mora a pagar sus cuotas. Sin embargo, poco más se supo de ella. «No hay datos concretos de su final», afirma Soraluce. No obstante, cabe señalar que el fusilamiento de Maseda y el propio estallido de la guerra fueron un escollo.

Una vez establecido el franquismo, siguió con la política de construcción de viviendas baratas. De ahí nacieron las colonias de Os Mallos, Sagrada Familia o el entorno del parque de Santa Margarita. Pero nada en la ensenada de San Amaro. Hay que esperar a los años ochenta, cuando se concibió el nuevo barrio que tenía el objetivo de evitar la fuga de las familias a los municipios del área metropolitana de A Coruña.