Ana Rodríguez: «Los niños prefieren discurrir por sí mismos a que se les explique todo»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CORUÑESES

ANGEL MANSO

lanza un nuevo juego matemático, el número 21 de la colección creada por ella

02 nov 2019 . Actualizado a las 10:26 h.

Ana Rodríguez ha encontrado una vocación tardía en la creación de juegos. Pero no se trata de meros objetos de entretenimiento infantil, se trata de juegos de mesa con los que desarrollar las capacidades de los niños a través de las matemáticas, y todo mientras estos se divierten echando una partida. Los comercializa bajo la marca Crecer Creando, con tienda en la Cubela que ya se ha convertido en un punto de encuentro de los aficionados a estos retos.

-¿Qué es exactamente Crecer Creando?

-Más que una marca de juegos, es una forma de sentir las matemáticas. Tengo tres hijos y la mayor está ya en la universidad, pero cuando era muy pequeña competíamos en juegos de lógica. Tampoco es que sea una fanática de las matemáticas, simplemente le gusta pensar, discurrir, hacer un esfuerzo que, en el fondo, le gusta a todos los niños en cuanto lo descubren. Así que empecé con la tienda hace dos años vendiendo juegos de ingenio y de estrategia que traía de otros países y montando Matematízate, un punto de encuentro donde hacíamos juegos que me inventaba yo.

-¿Cómo surgió la idea de elaborar estos juegos?

-Los niños que pasaban por la tienda empezaron a decirme que querían comprar esos juegos que yo creaba. Tuve a mi hija muy jovencita, así que dejé de estudiar y trabajé de diferentes cosas, pero llegó un momento, con mis tres hijos ya adolescentes, en el que me animaron, junto a mi pareja, a hacer lo que de verdad me gustaba. Y monté esto con mis propias manos, poco a poco. Encontré mi vocación, porque trabajo día y noche pero no dejo de divertirme.

-Matemáticas y juegos son dos términos que a muchos niños les costará relacionar.

-Pero son juegos realmente divertidos, enganchan. Los niños juegan sin más, pero a la vez aprenden a pensar, que es mi objetivo. No es tanto que mejoren académicamente en matemáticas, aunque vaya todo unido. Tienen que descubrir las matemáticas, ver que son divertidas, que les gustan. Cuando desarrollan habilidades de pensamiento lógico, los niños ya no quieren que les expliques nada, prefieren discurrir por sí mismos.

-¿No lo entienden como una clase de mates encubierta?

-No, solo jugamos, no son clases. La capacidad de cálculo mental que requieren estos juegos la tienen todos los niños, solo hay que desarrollarla. Y además les viene muy bien para la autoestima. Entrenan su mente y, como un gimnasio, al principio te cuesta un poco pero termina enganchando. Además estoy trabajando con niños con altas capacidades o con déficit de atención, porque la concentración es algo en lo que incidimos mucho. Pero está al alcance de cualquiera. Y ahora también estoy colaborando con algunos centros educativos.

-¿De dónde saca las ideas para diseñar los juegos?

-Para ser sincera, de pequeña nunca fui de juegos, yo era de pintar. Y con mis hijos hice más manualidades que otra cosa, así que experiencia en juegos no tenía. Pero fijándome en los niños, viendo cómo querían divertirse, terminas desarrollando ideas.

-¿Cómo es el último juego que ha creado?

-Se llama Cazatesoros y es una aventura con ocho tableros diferentes en los que vas viajando por diferentes países recuperando piezas arqueológicas. Tiene un poco de historia y mucha magia, y los niños tienen que enfrentarse a pruebas de cálculo mental, de percepción, de lógica y de memoria.

«Son los chavales los que me van pidiendo juegos más complicados»

Una vez ideado un juego llega la hora de materializarlo, cosa en la que Ana Rodríguez pone especial mimo.

-¿Cómo es el proceso de fabricación de los juegos?

-Trabajo con una imprenta que tengo cerca y donde la gente es genial. En cuanto tienen mis encargos vienen corriendo a traérmelos, impacientes. Me imprimen mis diseños de tableros y tarjetas en poliéster, que no se rompen y se pueden lavar. Y las figuras y demás las hacemos con una impresora 3D en PLA, que es un material biodegradable.

-Cuida mucho los materiales.

-También tengo un juego de cartas, y son de poliéster. Hay que darle calidad a los materiales, porque al fin y al cabo, van a ser utilizados por niños. Y el diseño, en efecto, es importantísimo, porque es fundamental que al niño le entre por los ojos, que lo vea y le apetezca jugar.

-¿Pueden jugar niños de cualquier edad?

-Tengo algún juego para niños de tres años, pero la mayoría son a partir de cinco. Y de ahí en adelante, porque tienen diferentes niveles dentro del mismo juego, y adaptarlo para distintas edades. En una misma partida puedes jugar tú contra un niño pequeño de una manera justa. Incluso estoy empezando a sacar un nivel experto para alumnos de bachillerato. Pero es que incluso los chavales que vienen por la tienda me piden cada vez juegos más complicados.

-Los vende en su tienda de la Cubela, pero, ¿tiene pensado comercializarlos a gran escala?

-No tengo planes de venderlos en otros sitios. Alguna editorial me ha llamado, pero no me interesa. Esto se va moviendo poco a poco, un niño lo lleva al cole y se lo enseña a sus compañeros... La gente los va conociendo por el boca a boca.