«Quería dar o primeiro premio para xubilarme, xa din o segundo, o terceiro, dúas veces un cuarto e un quinto», indicó con humor Fran Ríos, propietario de la administración Ría do Burgo, que fue agraciado con el gordo el año pasado
22 dic 2024 . Actualizado a las 13:06 h.La administración número 1 de O Burgo, en Culleredo, vendió parte del segundo de los cuartos premios del sorteo de la lotería de Navidad. Fue a las 11.14 horas cuando los niños de San Ildefonso cantaron el 48020, que está premiado con 20.000 euros al décimo.
En la administración Ría do Burgo se vendió una serie, 10 décimos que suponen 200.000 euros distribuidos entre los que escogieron este cuarto premio.
El negocio estaba cerrado, pero su propietario, Fran Ríos, decidió abrirlo para celebrarlo, aunque todavía está de baja por un problema de rodilla. Indicó que acudió aunque ya ha dado el testigo a su hijo, Carlos Ríos, que vive en Santiago. Asegura que con 64 años sigue al pie de la administración de lotería, pero que delega la gestión en su vástago para preparar el relevo. «Quería dar o primeiro premio para xubilarme, xa din o segundo, o terceiro, dúas veces un cuarto e un quinto», indicó con humor Fran Ríos, de 64 años.
De los diez décimos vendidos, ocho fueron entregados por ventanilla, y dos fueron vendidos desde la página web. De estos últimos conoce la identidad de los ganadores, pero «por protección de datos no se puede revelar», explica.
El negocio, ubicado en el número 14 de la Avenida da Coruña, muy cerquita de la iglesia de Santiago y del puente de O Burgo, lleva repartiendo suerte desde 1985 y ha repartido premios en este sorteo también otros años. «Somos más que una administración, somos una tradición en la ciudad», aseguran.
Fran Ríos no solo reparte suerte, también sabe lo que supone ser el agraciado con un premio. El año pasado fue el único afortunado que había adquirido el único décimo del gordo de Navidad que habían despachado en la administración de la calle Cruceiro de Cambre. La víspera del sorteo de Navidad y tras haberse quedado sin décimos en su negocio, Fran Ríos acudió al de un amigo para adquirir uno. Ya solo les quedaban dos números sacados por la terminal y optó por el que acababa en par. Optó por jugarlo con su hijo y con Cristina, la empleada que tienen en el negocio. Fue ella la que primero se dio cuenta de que les había tocado 328.000 euros después de impuestos a repartir entre los tres.