Separados en Oleiros por la muerte y una carretera

Toni Silva OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

Daniel acude todos los días a hablar a la tumba de su mujer sin cruzar la peligrosa carretera de O Couto
Daniel acude todos los días a hablar a la tumba de su mujer sin cruzar la peligrosa carretera de O Couto CESAR QUIAN

Daniel habla a la tumba de su mujer desde el otro lado de la vía. No puede arriesgarse a cruzar. Los vecinos de O Couto, en Oleiros, exigen un paso de cebra desde hace meses

10 abr 2025 . Actualizado a las 19:07 h.

Cuando Daniel se sienta en el banco que está ante el cementerio de San Martiño de Dorneda es que está hablando con Manuela, el amor de su vida, y que se marchó en junio del 2020. Al no poder cruzar, Daniel se conforma con mirar a la parte trasera del nicho donde ella descansa, un nicho que da a la carretera que él no puede cruzar. «La quiero con el alma, como siempre, como si siguiera conmigo», espeta este hombre de 93 años, cuya fidelidad sigue a prueba de visitas. «Vengo dos veces por la mañana y dos por la tarde». Y en ese banco, o de pie un poco más adelante, mira la parte trasera de la tumba y le cuenta lo que ha pasado ese día. «Que si estuve comiendo con un nieto, que si fuimos a un restaurante y brindamos por ella, se lo cuento todo». Pero la mayoría de las veces lo hace sin poder leer la placa ni ponerle flores. Porque además de la muerte, a Daniel y Manuela también les ha separado esta carretera autonómica del lugar de O Couto, muy cerca de Santa Cruz (Oleiros) y donde los vecinos llevan tres meses reclamando un paso de peatones. Y mientras la Xunta y el Ayuntamiento se pasan la pelota para poner solución a una comunidad de más de cien personas, a Daniel no le queda otra que seguir hablándole a Manuela entre el ruido del tráfico. «Una vez intenté cruzar, pero tuve que dar la vuelta», señala el hombre, que vive solo pero «muy bien atendido» por sus hijas.

Los vecinos de O Couto llevan tres meses con periódicas concentraciones —este lunes fue una de ellas— para exigir el paso de peatones con el que, principalmente, tener una ruta segura a las paradas del autobús. Quien más quien menos, alcanza su meta a las carreras, pero hay más personas que, como Daniel, no están sobrados de reflejos. Es el caso de Elena Conchado, víctima de un ictus hace un año y medio. Es vecina de O Couto, pero su situación y sus cuidados le han llevado a vivir en un piso de O Temple. «Mi intención es instalarme de nuevo aquí dentro de un año, pero si no ponen el paso de peatones, me será complicado coger el autobús, yo voy muy lenta, me tengo que mirar los pies para no caerme», relata. «Tenemos dos señales de STOP para situaciones así y paramos el tráfico», explica Guadalupe Concepción Álvarez, la persona que ha movilizado a los vecinos para reclamar el paso de peatones en este gran tramo donde cruzar «es ilegal».

Elena Conchado, afectada por un ictus, tiene dificultades para acceder a las paradas de bus
Elena Conchado, afectada por un ictus, tiene dificultades para acceder a las paradas de bus CESAR QUIAN

Manuel, el marido de Elena, ha realizado su propio estudio comparando esta zona con otras carreteras de la Xunta. «El propio planeamiento reconoce que aquí estamos en un tramo urbano, por lo que no se debería cuestionar el paso de cebra. La recta tiene 350 metros de perfecta visibilidad en comparación con otras zonas que tienen pasos al lado de curvas, no se entiende», se queja Manuel, quien añade que a las paradas de O Couto también se desplazan vecinos de Augarrío, Breixo o Sisaldo.

Un accidente en el recuerdo

Los vecinos recuerdan a Abelardo, atropellado por una moto hace unos diez años cuando cruzaba la carretera. «Pasó cuatro días en el hospital, y el motorista le dijo que se haría cargo de todo», relatan en O Couto. «Pero luego se desdijo, fueron a los tribunales y el juez le quitó la razón a Abelardo, le dijo que tenía que haber ido hasta Arillo (a medio kilómetro) a cruzar al otro lado, y así seguimos», señalan los vecinos de O Couto, donde en cada casa hay una pancarta reclamando un paso de peatones.