Una tienda de Oleiros, la aldea gala en un municipio lleno de hipermercados

En medio de la eclosión de hipermercados que vive Oleiros (el 2 de abril se abrirá uno nuevo), un ultramarinos podría considerarse un negocio de riesgo, un suicidio económico, una aventura empresarial poco meditada.

Pero A Tenda de Daniela, situada en pleno centro del concello y a pocos metros de uno de estos gigantes de la alimentación, es una empresa de éxito en el año que acaba de cumplir. Patricia Mira está detrás del mostrador de este local que antes acogió la venta de cupcakes y una veterinaria, en el cruce de la avenida Ramón Núñez Montero con la rúa Torres. Ella trabajó 18 años como administrativa en una empresa de Betanzos pero siempre le hizo ilusión llevar su propio negocio. «Pensé en una librería, pero al final aposté por la tienda», señala Patricia, a quien todos llamamos Daniela por primera vez, hasta que aclara que el negocio lleva el nombre de su hija.

Para que los vecinos de Oleiros crucen su puerta, Patricia tiene que ofrecer algo diferente a las grandes superficies. «Al principio mi idea era apostar por productos ecológicos y veganos, pero solo eso no funcionaba, así que tengo un poco de todo», indica. La calidad es otro punto diferencial, como se puede ver en la fruta y en las marcas que no aparecen en el supermercado, apostando además por productos locales. «Tengo chocolates, cremas de verdura, mermeladas, e incluso aceites y hasta sidras gallegas», enumera. Al fondo de la tienda hay un pequeño rincón para clientes veganos o alimentos sin gluten. Los sacos a granel de arroz y legumbres dan una estética vintage que favorece el ambiente de la compra, «aunque en muchos productos triunfa más la bolsita con pequeñas cantidades». Para competir, en esta tienda descargan muchos proveedores.

Aquí también se puede comprar comida hecha, con la garantía de una popular carnicería de Carral. El cliente se puede llevar el periódico o apostar con el cupón de la ONCE. Además, A Tenda de Daniela es punto de recogida y entrega de paquetes. Hay otro rasgo diferencial con respecto a las grandes superficies y es el trato personal que ofrece Patricia a sus clientes, con los que interactúa y charla de lo que surja, sin la presión de una cola de carritos esperando en caja.

Y aquí no vienen solo vecinos a pie de calle. «Tengo clientes de Santa Cruz, de Perillo e incluso de Sada», añade. «Sé que la gente se siente a gusto comprando aquí, así nos lo manifiestan», dice mientras entra en el local una clienta con una bolsa de tela con el nombre de esta tienda que cumplió un año a finales de enero.

«Ganar se gana, pero los márgenes son justitos, hay tiendas en A Coruña que tienen estos mismos productos más caros que yo», señala Patricia, oriunda de la ciudad y residente en Oleiros desde hace 15 años, uno de ellos en Santa Cruz. Antes de irse, el periodista vuelve a señalar la sidra gallega como una extraña especie. «Sí, cuesta mucho venderla, pero también te digo, el que la compra, repite».

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