Oza-Cesuras, «el low cost» residencial de los que huyen de la ciudad

Toni Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

OZA-CESURAS

CESAR QUIAN

La pandemia ha nutrido de nuevos vecinos a un municipio que estaba a punto de bajar de los 5.000 habitantes

17 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En Oza-Cesuras, como en el resto de municipios, no quieren oír hablar de una pandemia, de otra ola o de pruebas PCR. El desgaste y la tensión que ha supuesto el covid en este ayuntamiento donde es mayoritaria la gente de avanzada edad aún tiene secuelas en la población. «Fue una locura, todos los días teníamos que hacer frente a situaciones nuevas, y no podíamos parar», recuerda el alcalde, Pablo González Cacheiro.

Pero la pandemia también supuso algo positivo para este ayuntamiento conocido por ser el primero fusionado en más de 50 años. Las líneas demográficas iban en caída libre, llegando a bajar de los 5.100 residentes. Cruzar el umbral de los 5.000 habría supuesto una minoración económica en la tabulación de ingresos desde el Estado y otras Administraciones. «Para empezar ya nos quedaríamos con 80.000 euros menos, que en un concello como el nuestro permite hacer muchas cosas», explica el alcalde.

¿Qué bien hizo la pandemia por Oza-Cesuras? Giró esa curva y la volvió a consolidar, según datos de este mes, en casi 5.300 vecinos. «El confinamiento nos trajo población nueva, personas sin vínculos con esta zona pero que buscaban cambiar su escenario doméstico, tener más contacto con la naturaleza, personas a las que afectó mucho el encierro sin más vistas que calles y edificios…», señala González Cacheiro. Desde el 14 de marzo del 2020, cuando el estado de alarma paralizó el país, hasta el 6 de octubre pasado, el Concello de la fusión ha contado 487 nuevas altas, que han ayudado a mejorar las cifras de empadronamiento, a un ritmo mayor que las defunciones, y en un lugar donde los alumbramientos no son precisamente abundantes.

La entrada a este municipio por la A-6 es uno de los motivos para su elección por parte de los nuevos vecinos, con precios de casas y terrenos más baratos que los demandados en Oleiros o Sada. Pero el Concello incentivó ese salto de numerosos coruñeses («también vienen de Culleredo y Betanzos») con golosos descuentos para empezar su nueva vida. El Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) tiene aquí una rebaja del 95 %. «Es decir, por una inversión de 100.000 euros, mientras en otros ayuntamientos debes abonar 3.400 euros, aquí solo pagas 170», explica el regidor. Para las reformas de viviendas la tasa es de 4 euros. La condición para beneficiarse de estas ventajas económicas es permanecer apuntado en el padrón de Oza-Cesuras durante al menos tres años, y ayudar a sumar más vecinos. «Somos el low cost de mundo residencial», ironiza González Cacheiro.

CESAR QUIAN

Cristina Caride, de A Coruña a Oza-Cesuras: «Aquí hay verdadera calidad de vida»

Poco tienen que ver el valle de Carraceda con la plaza del Comercio de A Coruña. En ella vivió Cristina Caride casi la totalidad de sus 26 años. Y en A Coruña mantiene su puesto de trabajo. Pero después del confinamiento, y pese a que su zona fue una de las más animadas durante la vida en las ventanas, Cristina sintió la necesidad de mezclarse en su día a día con la naturaleza. Así que lleva un año vivienda en una casa que ha arreglado a su gusto en este espectacular valle. «Aquí hay senderos por el río, molinos, es verdadera calidad de vida», explica Caride, quien llegó a esta casa después de mirar otras por zonas rurales de Oleiros, Sada o Bergondo. «La compré en octubre y me instalé en diciembre. ¿Y sabes? Tiene lareira y eso le da un plus», ríe.