Tienen ya el diseño y prevén optar a las ayudas de la Xunta para sufragarlos
20 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Más de cuatro años es lo que ha tardado en gestarse el proyecto de seis comunidades de vecinos de la Travesía da Obra 2, una calle peatonal entre la calle de la Obra y la República Argentina, para solventar las barreras arquitectónicas que suponen inmuebles de cinco plantas sin ascensor. Ahora, con toda la documentación entre las manos, los presidentes de las comunidades pretenden convocar a los vecinos para exponerles lo que les parece la mejor solución.
La falta de ascensor ya ha generado marchas en el vecindario, tanto por enfermedad como por edad, también reclusiones involuntarias. La pandemia y la unión que se propició en aquel momento fue lo que impulsó la búsqueda de una alternativa conjunta en cuanto pudieron salir a la calle, explica Antonio González Fraga, presidente de la asociación de vecinos de la Obra y que vive en uno de los portales en donde se quiere facilitar la movilidad a los residentes. En la calle, solo los vecinos del número 2 han decidido, por el momento, no sumarse y llevar a cabo un proyecto en solitario.
Antonio González reconoce que las limitaciones para ocupar la vía pública y el hecho de no querer que el ascensor reste superficie a unas viviendas que no alcanzan los 70 metros cuadrados han supuesto una dificultad añadida. La propuesta final pasa por instalar la caja del ascensor en el arranque de las actuales escaleras, que pasarán a rodearla, trasladando el acceso peatonal por el exterior del inmueble a la zona actual de los tragaluces. Esa nueva estructura, realizada en u-glas (perfil de vidrio impreso), quedaría a casi dos metros de altura de la calle y avanzaría 1,19.
«Buscamos también un criterio estético, una solución similar para todos, que fuera agradable a la vista y aportase luz a las escaleras», comenta González Fraga.
Línea de subvenciones
Los vecinos tuvieron una primera reunión con el alcalde, Benito Portela, que les recomendó realizar un anteproyecto para ver la viabilidad técnica. Tras presentarlo y darle el visto bueno los técnicos municipales, ahora tienen que abordar la viabilidad económica. Encarece la obra el proyecto civil que deben de acometer, no tanto la instalación en sí del ascensor. Los impulsores pretenden que las cifras, que rondan los 200.000 euros por comunidad, no supongan un hándicap. ya que pretenden recurrir para sufragarlos a las ayudas para la mejora de la accesibilidad Plan estatal para el acceso a la vivienda 2022-2025, que según sus consultas pueden cubrir entre el 60 y el 100 % de los costes dependiendo de la situación de los beneficiarios.
«Estas ayudas son fundamentales, la única manera de volver a hacer apetecibles estos edificios ya no solo para invertir, sino que realmente puedas desarrollar tú proyecto de vida en la vivienda que has comprado y no estar como con una espada de Damocles sin saber qué voy a hacer en un futuro cuando no pueda subir las escaleras», apunta González Fraga, que echa de menos una línea de subvención municipal.
Para este presidente vecinal esta obra de eliminación de barreras debería servir para revitalizar un barrio que ha ido perdiendo fuelle en los últimos años. En otros tiempos fue una zona de tapeo, de la que quedan como vestigio bajos cerrados que fueron bares. También tuvo protagonismo en la época de la movida nocturna en Sada, una etapa que no estuvo exenta de polémica. Ahora, ha quedado convertida, casi exclusivamente, en una zona residencial, privilegiada por su cercanía a la playa, pero que necesita renovación.