De A Coruña al Eje Cafetero para asegurarse el café de Siboney: «La escasez es tan preocupante que he tenido que venir a Colombia a conseguirlo»
VIVIR A CORUÑA

¿Existe el riesgo de que los coruñeses se queden sin café? El director general de la marca de grano de especialidad no quiere ser catastrofista, pero reconoce que hay motivos para temer una situación crítica
02 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Lo resume en una frase: «Parece que ya no existe el café de antes. Ahora cada día aparecen veinte locales nuevos de café de especialidad». Estos sitios, nacidos para romantizar la idea de vivir en una gran ciudad, están reventando el mercado. De hecho, este bum ha pegado tan fuerte en A Coruña que cada vez se piden más flat white y menos cortados. Más mocca y menos café con leche. El aumento de la demanda del café, los efectos del cambio climático, las nuevas normativas medioambientales y los conflictos geopolíticos han provocado un efecto mariposa en Jorge Gómez, que hace unos días hizo las maletas rumbo a Colombia para recorrer el Eje Cafetero. Y no se trata de un viaje de placer.
El director general de Cafés Siboney llegó el pasado domingo a El Quindío para visitar «entre dos y tres» productoras de café al día. Esta misión tiene un objetivo claro: asegurarse, en un futuro próximo, el bien que da oxígeno a la compañía que fundaron sus abuelos en los años sesenta. Jorge es, junto a su hermano Nacho, la cabeza visible de Siboney, una marca que aunque cada vez tiene más tirón por las tortillas que preparan en sus locales del centro de A Coruña, siempre estará ligada al café. Es por esto que la carestía y el alza del precio de este producto preocupa y mucho a esta familia. Tanto, que Jorge ha preferido embarcarse en esta aventura para, in situ, conseguir nuevos proveedores.
«Hay poco, es caro, tienes a los fondos de inversión especulando y se ha disparado la demanda de café en Asia. Si a esto le sumas que en Europa va a aprobarse una normativa para prohibir la importación de productos que hayan contribuido a la deforestación, la situación es delicada». Ante la pregunta de si existe un riesgo real de que el café se convierta en un bien de lujo, Jorge es claro: «Si seguimos así, con la producción menguando, los europeos vamos a estar a la cola del resto de mercados y aceptando un producto cada vez más caro. Mientras, los chinos tendrán prioridad porque no necesitan ningún certificado ecológico ni son exigentes con la legislación». «Para que veas como está la cosa, de los ocho cafés que probamos ayer solo uno nos lo daban a corto plazo, el resto que quisimos comprar ya lo tenían apalabrado con los americanos porque venden mucho a Estados Unidos», añade.
«Por lo general, nosotros lo que hacemos es comprar a importadores de Madrid, Barcelona o Valencia, pero empezamos a pasarlo mal porque compites con un tostador de café de Luxemburgo o con un Nestlé de Suiza. Es muy complicado, así que decidí venir a Colombia con mi proveedor para establecer relaciones en persona. Los dos ganamos porque yo me apoyo en su logística y él se asegura que puede traer una cantidad determinada de café».
Si hay problemas con el café en general, la del descafeinado ya es una situación agónica. A la falta de producto se le añade que este tiene que pasar por una procesadora, aumentando así los costes y ralentizando la llegada al destino final. «Su consumo está creciendo un 15 % cada año porque cada vez hay más población envejecida y este grupo de población, por recomendaciones médicas, restringe el consumo de cafeína. Además antes se tomaba casi siempre de sobre, y ahora es menos habitual».