Giuseppe di Stefano, uno de los más recordados tenores del siglo XX, falleció ayer en Milán. Tenía 86 años y no estaba enfermo, pero desde el 2004 soportaba las secuelas de la brutal paliza que había recibido en Kenia, donde tenía una casa. Di Stefano, compañero, dentro y fuera de los escenarios, de la soprano María Callas en algunas de las mejores representaciones de ópera de los años cincuenta, poseía una de las voces de tenor más bellas de la historia. La calidez y espontaneidad de su fraseo junto a su entrega, esa manera franca y extrovertida de establecer la comunicación con su público del modo más directo posible, más allá incluso de cualquier consideración técnica, lo convirtieron en el ídolo de Luciano Pavarotti y José Carreras, que crecieron escuchando sus discos. El tenor, nacido en un pueblo de Catania (Sicilia) en 1921, permaneció en un campo de prisioneros durante la guerra. De esos años datan sus primeras grabaciones, registradas para Radio Lausana, que ya permiten apreciar las mejores cualidades de su timbre mediterráneo. Bajo el nombre de Nino Florio, ofreció algunas actuaciones como cantante popular en night clubes , antes de debutar en 1946, en Reggio Emilia, con la Manon de Massenet, la misma ópera con la que se presentó por esos mismos años en el Teatro Rosalía de A Coruña, junto a Victoria de los Ángeles.
A partir de su debut, en 1947, en La Scala, Pipo, como le conocían sus amigos, se convirtió en un ídolo del templo milanés, donde compartió grandes noches de gloria junto a Maria Callas, con la que cantó una Traviata con puesta en escena de Luchino Visconti y dirección de Carlo Maria Giulini; Lucia di Lammermoor, bajo la batuta de Herbert von Karajan, o Un ballo in maschera. A partir de su contrato con la británica EMI, Di Stefano y Callas se convirtieron en la pareja discográfica por excelencia, y cuando a principios de los setenta la soprano realizó una última gira de conciertos por España, Japón y EE.?UU., no dudó en reclamar la colaboración de su ilustre compañero. Su discografía es extensa y abarca, además de algunos de los principales papeles para tenor del repertorio romántico y verista italiano, como el duque de Rigoletto, el Rodolfo de La Bohème o el Cavaradossi de Tosca, algunas grabaciones insuperadas de la música popular de su país, entre las que destacan las canciones sicilianas.