Sopa, ensalada y claustrofobia

La Voz

CULTURA

14 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Tenía que haberme entrevistado con Katherine Neville a las once de la mañana, pero por cortesía de Iberia y la ministra de Fomento aterricé en Madrid dos horas tarde, así que resolvimos el problema yendo a comer juntos. El metre del hotel Palace nos coloca en una esquina e inmediatamente la escritora me pide que intercambiemos sitios. Sufre una ligera claustrofobia, así que tengo que colocarme de una manera un tanto extraña para poder ir anotando sus respuestas durante el almuerzo. Al final me conformo con picotear un poco el magret de pato, mientras ella da buena cuenta de una sopa fría y una ensalada Caprese.

No para de hablar mientras come. De hecho, creo que es la entrevista más larga y en la que menos preguntas he podido colar de todas las que he hecho. Neville diserta con facilidad sobre cualquier tema: políticas medioambientales, literatura, filosofía, alquimia o computación avanzada. Habla de Harry Potter y de las memorias de Talleyrand, situando a ambos en el mismo nivel intelectual. Escucharla es un placer, aunque me muera de hambre.

La copia de Dan Brown

Neville misma no es muy consciente de lo que supuso El ocho a nivel editorial. Es una mujer que lee poca ficción contemporánea y recala más bien en los puertos de la historia y del ensayo, un espíritu sencillo y de sonrisa burlona. Cuando entregó un primer borrador de El fuego , hace tres años, el editor le pidió que quitase todos los puzles que había incluido en la narración. Ella le pidió explicaciones. «Katherine, todo el mundo está usando puzles ahora. De hecho Dan Brown copió descaradamente todos los que usaste en El ocho y los colocó en El código Da Vinci ». Incrédula, Neville fue a la librería más cercana y comprobó que era cierto. Con un suspiro de enfado, eliminó todos los acertijos de su manuscrito, a pesar de los muchos meses que había empleado en su elaboración.

Le pregunto qué viene ahora. Ella jura que no va a tardar veinte años en publicar una nueva historia. «Mi próxima novela tendrá que ver con los pintores del siglo XVII, sobre todo con Caravaggio. Aunque he de confesar que llevo diciendo eso desde 1970, así que es posible que al final no sea verdad», dice con mirada traviesa. «De todas maneras quiero volver a escribir, lo necesito. Sea esta novela o una diferente sobre los borradores que tengo».