Rock in Rio abrió ayer sus puertas en Madrid con frío y fuerte viento en una cuarta jornada que tenía como cabezas de cartel a un trío de ases de Los Ángeles: Cypress Hill, Jane's Addiction y Rage Against the Machine. Para abrir los conciertos por la tarde, el artista neoyorquino con raíces puertorriqueñas Draco acudió, por segundo fin de semana consecutivo, al festival, puesto que su presencia el pasado sábado en el Escenario Sunset se vio alterada por algunos problemas con los horarios que deslucieron su puesta en escena.
Para Draco, a la segunda fue la vencida. El ex integrante de Menudo, el grupo infantil del que salió también Ricky Martin, tiene un directo que sorprende a propios y extraños. Precisamente Teatro (2008), un álbum grabado en vivo, obtuvo el Gramy Latino al Mejor Álbum Vocal.
Para celebrar su presencia en Rock in Rio, el polifacético artista mostró su lado más salvaje y no titubeó al presentar su propuesta de rock progresivo ante una tímida audiencia que fue acercándose hasta el Escenario Mundo.
El artista, que acaba de lanzar en España Amor Vincit Omnia, seleccionó las canciones más oscuras de los trabajos publicados hasta la fecha y dejó a un lado su nuevo disco ante la búsqueda de un directo más contundente. Durante su actuación, Draco deambuló entre la psicodelia, el rock y la experimentación. Algunas de sus canciones, como Delirios o Para no olvidar, pretenden llevar el ambiente del estudio de grabación al escenario.
El compositor tuvo desde el principio la improvisación muy presente en su recital, en el que certificó que su valía y entrega quedan fuera de toda duda.