«Ni Benicasim ni el Rock in Rio, el mejor ambiente está aquí»

Raquel Iglesias FERROL/LA VOZ.

CULTURA

Las tribus urbanas conviven en Morouzos, un escenario paralelo al de los conciertos

10 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El ambiente de un festival es la clave de su éxito. Aunque llegara a Ortigueira el mejor grupo folk del mundo, no conseguiría hacer de esta cita lo que es sin su público fiel. Son ellos los que la convierten cada año en un mundo celta en el que ninguna tribu está de más. Aunque predomina el movimiento hippy , desde los punks hasta los popis se han dejado su iPod en casa para disfrutar de la variedad de música que suena en la villa.

Un escenario paralelo de artistas se ha instalado en el pinar de Morouzos. Las guitarras y las gaitas son el único equipaje que muchos se han traído con el saco de dormir. Cuando suena una nota comienza el espectáculo y decenas de personas se agolpan para descubrir a futuras promesas de folk. El fenómeno Territorio Morouzos es tal que algunos grupos de aficionados han llegado a contraprogramar sus ofertas musicales con las del cartel principal del festival.

Los hay también que se lucen como pinchadiscos. Las carpas dance son todo un furor en el recinto. Con sábanas, lonas, una cadena de música y cuatro palos en un momento se monta una discoteca improvisada. Algunas hasta con barra de bar.

Cuando empiezan a sonar los temas con más ritmo es cuando nadie duerme, y el día en el pinar vuelve a comenzar. La noche se confunde con el día y viceversa. Aquí la fiesta no se acaba nunca.

Marbella en pleno Ortegal

Mucho sol y agua bien fría para desperezarse. La playa de Morouzos parecía ayer Marbella. No cabía un alfiler. Y es que para muchos festivaleros no hay mejor combinación en estos días de verano que la buena música y la playa. El Ortegal es para los llegados del interior de la Península todo un paraíso. Algunos que creían que en Galicia la lluvia era, más que arte, una constante, se han llevado una sorpresa. Es el caso de Patricia, una joven de Aranda del Duero que, aunque ya ha perdido la cuenta de los años que vino al festival, disfruta como pocas veces de la playa de la villa.

«Ni Benicasim ni el Rock in Rio. El mejor ambiente está en Ortigueira. Son siete horas de viaje las que me lleva llegar hasta aquí en coche, pero voy a aprovechar hasta el último minuto», aseguró.