El provocador Houellebecq gana el Goncourt de las letras francesas

M. L. PARÍS/COLPISA.

CULTURA

El jurado tardó minuto y medio en otorgar el premio a «La carte et le territoire»

09 nov 2010 . Actualizado a las 03:29 h.

No hubo sorpresas. El polémico escritor Michel Houellebecq fue distinguido ayer con el premio Goncourt, el más prestigioso de las letras francesas. El provocador narrador y poeta francés, verdadero azote del sistema y enfant terrible de la literatura gala, se lo adjudicó por su quinta novela, La carte et le territoire ( La carta y el territorio), que todavía no se ha publicado en España.

Aparecida en septiembre, la narración es una caricatura descarnada y desternillante del propio autor, que planifica y narra su asesinato y su propio entierro. Aparecen, además, un sinfín de personajes reales perfectamente reconocibles con los que charla de tú a tú. Ha vendido hasta el momento más de 200.000 copias y gracias al Goncourt alcanzará el medio millón de ejemplares.

El jurado del Goncourt necesitó poco más de un minuto para deliberar y atribuir el premio al libro de Houellebecq, un oscuro y desconocido poeta que salió del anonimato en 1994 con la novela Ampliación del campo de batalla y que se consagra con el Goncourt en la tercera ocasión en la que optaba al premio y sin recular un milímetro de su mítica incorrección política. Y lo rozó con Plataforma, su novela sobre el turismo sexual en Asia y con la que levantó ampollas al calificar al islam como «la religión más idiota del mundo».

«Nos decidimos en un minuto y 29 segundos, un récord», declaró Didier Decoin, el secretario general de la Academia Goncourt, al anunciar el premio, que se concede cada año en un céntrico restaurante parisino. «Houellebecq obtuvo rápidamente los cinco votos necesarios», indicó, subrayando que, aunque la obra del controvertido escritor es «desigual», el libro premiado con el Goncourt es una «novela verdaderamente buena», que capta «la sociedad de hoy».

«Es un libro formidable, con mucho humanismo, que capta las angustias, los sueños, los delirios de la sociedad contemporánea», a juicio del jurado. «Y el Goncourt debe ser un espejo de su tiempo», recalcó el portavoz. «Admiro a un autor que puede adentrarse en el abismo, como cuando cuenta su propia muerte y describe su cadáver», añadió Decoin. «Me digo: ¡maldita sea, yo debí escribir eso!», admitió.

El anuncio del fallo fue recibido sin sorpresas por críticos literarios y por el nutrido grupo de periodistas que se amontonaban en el pequeño salón, ya que Houellebecq era este año el favorito a todas luces.

El atormentado y provocador autor, que conoció su mayor éxito en 1998 con su obra Las partículas elementales ( un alegato contra la ideología libertaria de los años setenta que ha sido traducido a una decena de lenguas), cambia radicalmente de registro y de tono en La carte et le territoire, optando por un humor feroz.