La muestra anima al visitante a descubrir por sí mismo la correspondencia entre los borradores trazados a lápiz o tinta china por Palazuelo y su materialización en planchas de cinc, latón o aluminio.
17 nov 2010 . Actualizado a las 18:27 h.El museo del Almudín de Valencia acoge a partir de hoy una exposición con cerca de cincuenta dibujos y maquetas inéditas del artista Pablo Palazuelo que desvela cómo el pintor llegó a convertirse en escultor al final de su trayectoria artística, marcada por la abstracción geométrica.
La colección «Pablo Palazuelo. El plano expandido», patrocinada por Banca March, podrá visitarse hasta el próximo mes de febrero en la sala de exposiciones valenciana, donde se han reunido un total de 93 piezas, la mitad de las cuales ven la luz por primera vez.
«El discurso que aquí se presenta no es el de una exposición de escultura», ha aclarado su comisario, Javier Maderuelo, quien ha perseguido un objetivo más divulgativo con esta retrospectiva del autor.
Maderuelo ha buscado reflejar «el proceso por el que un artista que dibuja y que pinta genera unos planos y unas maquetas y, ya en una edad madura, empieza a hacer sus primeras esculturas».
La idea de esta exposición surgió cuando el sobrino del artista manifestó que la voluntad de su tío, fallecido en 2007, era siempre la de «exponer obra pictórica y escultórica junta, porque no le gustaba separar unas obras de otras», según ha relatado el comisario.
En los fondos de la Fundación Palazuelo, Maderuelo encontró más de 3.000 dibujos que demostraban que «el dibujo es la base de la obra de Pablo Palazuelo», y decidió emplearlos para respetar, al mismo tiempo, la voluntad del creador.
Junto a las cerca de 50 piezas inéditas -37 dibujos y 26 maquetas de la Fundación Palazuelo-, la exposición alberga 28 esculturas, algunas de ellas de grandes dimensiones, procedentes de diferentes instituciones culturales y museos.
La muestra anima al visitante a descubrir por sí mismo la correspondencia entre los borradores trazados a lápiz o tinta china por Palazuelo y su materialización en planchas de cinc, latón o aluminio que se despliegan para ganar volumen, en formas redondeadas y orgánicas primero que se llenan de aristas en una etapa posterior.
Este ejercicio de deducción puede resultar complicado toda vez que Palazuelo (Madrid, 1915- Galapagar, Madrid, 2007) fue un artista «estudioso y culto», además de uno de los primeros españoles en abrazar la abstracción como lenguaje plástico y en ser reconocidos por la crítica internacional durante la posguerra.
«Ascendente número 2», una pequeña pieza en bronce que abre la exposición y marca el inicio de la trayectoria escultórica de Palazuelo, delata la influencia de otro escultor español con el que compartía estudios en la década de los cincuenta, Eduardo Chillida.
En 1967, partiendo de la experiencia de su propia pintura, influenciada por Kandinski o Klee, dibujaría sobre papel líneas que después recortó sobre finas láminas de cinc y latón, en las que siluetea planos que, al ser plegados, se expanden en el espacio.