La Voz ofrecerá el domingo «Instinto básico»

miguel anxo fernández

CULTURA

Podrá adquirirse con el periódico por solo 0,50 euros.

25 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Aunque Instinto básico está por derecho propio en la memoria de los espectadores por un sugerente cruce de piernas y un oportuno ahorro en lencería por parte de su protagonista, veinte años después se confirma como uno de los thrillers más influyentes del cine contemporáneo al haber dado un giro radical al arquetipo de mujer fatal y convertirla en mujer letal. Todo gracias a un picahielos que (quizá?) maneja el personaje de Sharon Stone y no precisamente para dar un toque refrescante a una bebida.

Realizada en 1992 por el holandés Paul Verhoeven (que ya arrastraba una consolidada leyenda de erotómano desde Delicias turcas -1973- en su país), luce una espléndida factura visual (maneja la cámara Jan De Bont, finalmente metido a director de acción) en cuanto a diseño de producción y también arropada con una memorable banda sonora de Jerry Goldsmith. Fue un gran éxito de taquilla en todo el mundo e incluso provocó una irregular secuela en el 2006 que solamente sirvió para certificar lo bien que se conserva la propia Sharon Stone, esa atractiva escritora de bestsellers de intriga que se convierte en sospechosa de asesinato cuando aparece muerta en su casa una estrella de rock. Comparte protagonismo Michael Douglas, que protagoniza una tórrida secuencia con Jeanne Tripplehorn. Nominada al Oscar al mejor montaje y a la mejor música, también logró dos nominaciones al Globo de Oro. De las que lucen en toda videoteca que se precie, podrá adquirirse con La Voz de Galicia del próximo domingo por solo 0,50 euros.

Hasta la llamada de Verhoeven, Sharon Stone había paseado su espléndido palmito por numerosos largometrajes en personajes secundarios. Entre los más destacados, el que hizo en 1990 para el propio Verhoeven en Desafío total, protagonizando una violenta pelea con Arnold Schwarzenegger. Después de encarnar a Catherine Tramell su cotización subiría como la espuma, no solo para el cine (se puso a las órdenes de Scorsese para Casino, en 1995), sino también para convertirse en icono publicitario. Otro que se benefició fue el guionista Joe Eszterhas, cuyo libreto fue en ese momento el mejor pagado de la historia de Hollywood.