«Midnight in Paris» se convierte en la película más taquillera del cineasta norteamericano en su país superando a «Hannah y sus hermanas».
19 jul 2011 . Actualizado a las 23:17 h.A Woody Allen el público norteamericano se lo ha puesto difícil. Su cine no ha logrado enganchar del todo al espectador medio que acude a las salas los fines de semana para disfrutar del estreno de turno. Lo que sí ha recogido siempre el cineasta ha sido el aprecio de directores y actores, muchos de ellos incluso se han bajado el sueldo de forma considerable para poder colocar en su filmografía una cinta dirigida por el realizador norteamericano. La crítica, también a su favor, no ha dejado de reconocer sus trabajos, aunque eso no lo ha salvado de algún que otro varapalo. Y siempre se ha dicho que los europeos conectábamos mejor con su filmografía que los espectadores del otro lado del Atlántico.
Pero este fin de semana, ha caído el mito. Allen ha logrado que más compatriotas vayan a ver su última película, y sorprendentemente Midnight in Paris alcanzó este fin de semana la cifra de 41,7 millones de dólares, superando los 40 millones de Hannah y sus hermanas. Desde hace 25 años la cinta protagonizada por Mia Farrow, Michael Cane y el propio Allen se mantenía intacta en el primer puesto. Las veintiséis películas posteriores ni siquiera se habían acercado a ella, Solo Vicky Cristina Barcelona y Match Point lograron aproximarse un poco con 23 millones de dólares cada una. Y, hasta la llegada de la cinta protagoniza por Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard y Carla Bruni, solo dos clásicos de su filmografía, Manhattan y Annie Hall habían superado los 35 millones de dólares en las taquillas norteamericanas.
La última película estrenada por Allen comenzó su camino en los cines americanos de forma pausada, con 150 copias. Los primeros en dar la alarma de que el realizador que mejor ha retratado Nueva York había vuelto con fuerza fueron los críticos. Incluso algunos llegaron a hablar de candidaturas a los Oscar para esta película que relata las aventuras de un escritor al que le gustaría haber vivido en el París de entreguerras, y que, misteriosamente, comparte mesa con Dalí, Hemnigway o Fitzgerald . El interés fue creciendo a la par que el número de salas donde se proyectaba, hasta que, este fin de semana, alcanzó las 1.038 copias. En España, Midnight in Paris ha llegado a los siete millones de espectadores y a recaudar más de siete millones de euros.
Mientras su penúltima película sigue su exitoso camino, Woody Allen ya están enfrascado en su nuevo proyecto, Bop Decameron, la primera película que el norteamericano rueda en Roma. El cineasta repite con Penélope Cruz después de Vicky Cristina Barcelona, que la semana pasada se puso en marcha rodando las primeras escenas. Allen ha elegido algunos de los lugares más conocidos de la capital italiana, como la Vía del Corso, las termas de Caracalla, la Vía Apia o la plaza donde se erige imponente el Coliseo. También rodará en las próximas semanas en algunos de los sitios emblemáticos del cine italiano de los años 50, como el restaurante Alfredo. L'Imperatore delle Fetticine.
Únicamente se sabe que la cinta estará dividida en cuatro historias, basadas en El Decamerón de Giovanni Boccaccio, que se desarrollan en la actual Roma. Dos de las historias estarán protagonizados por norteamericanos y otras dos por italianos, y una de ellas estará encabezada por Roberto Benigni. El director y protagonista de La vida es bella tendrá un importante papel, según aseguró el propio Allen, y estará acompañado por otros actores trasalpinos como Isabella Ferrari, Sergio Rubini y Riccardo Scamarcio. Por la parte anglosajona, destaca la presencia de la australiana Judy Davis, Ellen Page, la joven embarazada en Juno; Alec Baldwin, que repite veinte años después de Alice y Jesse Eisenberg, el protagonista de La red social.