«Opté por escribir de un muerto, que no va a venir a protestar»

rodri garcía A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

«Comparto con Saramago la idea de la unión luso-española, ibérica»

17 oct 2011 . Actualizado a las 17:19 h.

El levante otoñal mece las hojas de los plátanos que alfombran estos días las calles de Barcelona. Más que mecerse, Javier Moro (Madrid, 1955) se agitaba ayer en su asiento mientras recordaba las «amenazas» que ha recibido por sus libros ambientados en la India: «Sonia Gandhi me mandó toda una batería de abogados» (El sari rojo); al jefe de policía de Bhopal «no le gustó que dijéramos que no hicieron nada» (Era medianoche en Bhopal) y el nieto del marajá de Kapurtala «decía que Anita Delgado no había sido tan importante para su abuelo» (Pasión india).

-¿Qué problemas ofrece ese tipo de denuncias?

-No pasa nada, porque las denuncias no van a ningún sitio, todo está bien documentado, pero te amargan la vida una buena temporada. Para esta novela opté por escribir de un muerto, que no va a venir a protestar, y que sus abogados estuvieran bien muertos», apuntaba con cierta ironía. Es este caso es Pedro I (1798-1834), casado con la hija del rey español Carlos IV y que fue el primer emperador de Brasil y el que logró su independencia de Portugal.

-Escribe de Pedro I, el primer emperador de Brasil, pero su hijo, Pedro II, también tiene una historia curiosa, ¿habrá saga?

-Pedro II es el bueno, el culto, el que reinó durante 50 años. No sería capaz de hacer un libro sobre él. De su padre sí porque formaba parte de lo que hoy llamaríamos una familia desestructurada, aprendió a herrar caballos antes que a leer, fue emperador con 23 años y tenía tres pasiones: los caballos, las mujeres (se dice que tuvo más de 120 hijos de los que solo reconoció 10) y la política. Es un caso único de una familia real que, en 1807 y escapando de Napoleón, se desplazó desde la metrópoli, que era Lisboa, a las colonias, a Río de Janeiro. En esa corte exuberante es donde transcurre esta novela de 520 páginas en las que están los 36 años de historia. Pero no solo se fueron ellos, se marchó el diez por ciento de la población y se llevaron más de 60.000 libros de la biblioteca de Ajuda. Esto es algo que se debería saber.

-¿Por qué sabemos tan poco de Portugal a pesar de la cercanía?

-Me sorprende que en los mapas del tiempo nunca aparece Portugal. Yo comparto la idea de Saramago de una unión luso-española, ibérica. Es una pena que vivamos tan de espaldas a Portugal y con ello a Brasil, donde caben 97 Portugales. Es sorprendente como cuatro personas, Pedro I, su mujer Leopoldina de Austria, que era la cabeza y quien le ayudó a ser emperador; Bonifacio de Andrada, un científico, y un lord inglés que ponía un poco de orden, consiguieran mantener unido un país, casi un continente, donde el 98 por ciento de la población eran analfabetos y uno de cada tres esclavos. Esta es la historia de un mito fundacional del que aún se sigue hablando en Brasil.