De Marlon Brando, que no cogió el Óscar por El Padrino, a Jean Paul Sartre, que le dijo a la Academia Sueca que no, gracias, al Nobel de Literatura. Siempre hay quien no quiere los premios. Ahora es Javier Marías, y no es ninguna sorpresa. El escritor siempre dijo que no aceptaría premios de instituciones en España y menos con dotación económica. El Nacional de Narrativa que le han otorgado por Los enamoramientos viene del Ministerio de Cultura y tiene una recompensa de 20.000 euros. Javier Marías es un escritor notable. Su prosa es morosa y porosa. Gusta o disgusta. Sus narraciones parten de la certeza de que ninguna historia tiene una sola verdad. Todo puede ser blanco, o negro, o gris, o amarillo. Nada es lo que parece. Los seres humanos somos icebergs, con la mayor parte oculta. Marías no va de sobrado por no aceptar el galardón. Se lo puede permitir, no cree en canonjías y está convencido de que política y escritura tienen un difícil, o imposible, maridaje.