Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Un escritor que alterna cuento y novela, y se siente cómodo cerca de lo fantástico

La Voz

CULTURA

26 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Afincado en Madrid desde hace muchos años, siempre dice que se siente un leonés de A Coruña porque aunque nacido en Galicia se trasladó con su familia de forma inmediata a León. José María Merino conserva de todos modos magníficas sensaciones sobre su infancia galaica, y mucho afecto por un territorio -que ha quedado indeleblemente grabado en su memoria- al que regresó de niño en los veranos y mucho después con sus hijas, con las que pasaba las vacaciones primero en Portonovo y más tarde en Camariñas. En su casa se leía la poesía de Rosalía de Castro en gallego, y ha admitido en diversas ocasiones que el gusto por lo mágico de algunos escritores gallegos le ha influido mucho en su inclinación por la fantasía.

Es verdad que podría tenerse la tentación de clasificar a Merino como un autor que ha frecuentado los territorios de la ciencia-ficción clásica, de lo misterioso, de los fantasmas, pero también es verdad que la realidad ha tenido un importante peso en sus ficciones. La novela, está convencido, cuando acierta, es muy superior a la historia para ayudar a comprender la realidad. Galdós, Pardo Bazán o Tolstói son ejemplos que acostumbra mencionar cuando quiere hablar de cómo la gran novela nunca usa la manipulación como sí ha hecho la historia.

Merino es un escritor con una larga y sólida trayectoria, que ha conjugado con sereno éxito el cuento y la novela. Releva en el Premio Nacional de Narrativa a Javier Marías, al que se le otorgó en el 2012 por Los enamoramientos y que rechazó el galardón.