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Unas 20.000 personas pasaron por el festival de Nigrán, que ayer se despidió
19 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La lluvia ya no llega con las danzas indias. En los tiempos actuales hay una cosa que no falla a la hora de atraer a las nubes: la celebración del PortAmérica, cuya organización lleva dos de sus cuatro años (la mitad de su vida), cruzando los dedos antes de abrir la web de Windguru.
Hace más de un mes que no llueve y raro es el día en que las Rías Baixas no rozan los 30 grados. La tendencia cambió el jueves, primer día del festival que acoge el polígono de Porto do Molle, en Nigrán.
Y ayer, día de clausura, llegó la lluvia, pero poca. Un pacto secreto de última hora impidió que la cosa fuera a mayores, algo que, por otra parte, importa poco a los miles de asistentes a este certamen que ha consolidado su espacio y es el referente sureño de los hipsters y otras tribus festivaleras.
Han sido tres jornadas para viajar por el ritmo y disfrutar de sonidos muy diferentes. Desde The Skatalites a Siniestro Total; de Vetusta Morla al calor latino de Calle 13, que hicieron pasar desapercibidos a los Buzzcocks en el segundo de los dos escenarios.
Arizona Baby salió ayer a hacer lo que mejor saben: dar espectáculo. El trío vallisoletano lleva todo el año girando su nuevo disco Secret Fires, cuya acogida está siendo especialmente positiva en los festivales, pues muchos de los temas del álbum atrapan al público desde el primer acorde. No en vano, Owners of the world, Time to go o Real lies son ya himnos propios de la banda. Llegarían más tarde Supersubmarina, fijos en muchos festivales españoles. Los de Baeza se ganaron al público con su directo.
Junto a The Divine Comedy, que ya dejó alucinados a los vigueses cuando el irlandés Neil Hannon formó parte del cartel del desaparecido festival Vigo Transforma, el otro plato fuerte de la noche llegó de la mano de Xoel López, quien volvía a jugar en casa dos años después. Presentaba Paramales, el nuevo álbum en el que, según él mismo, arriesgaron mucho más tratando de innovar. El de A Coruña no dejó de lado sus ya conocidos temas del laureado Transatlántico, que hicieron las delicias de las almas del norte y del sur que se las sabían todas y que corearon a todo pulmón.
Para los que todavía tuvieron fuerzas tras un fin de semana largo e intenso, Is Tropical cerró la noche con su música no apta para caderas inmóviles. Pusieron a bailar a los últimos fieles del festival, que echaba el telón con un saldo de más de 20.000 espectadores.
Moneda de cambio. Los «amaros» te los comes
El Festival PortAmérica es el único con moneda propia. En este microcosmos que aparece y desaparece en una semana, el FMI no se mete, así que la organización del evento de Nigrán, Esmerarte, decidió hace tiempo rendir una especie de homenaje a Amaro Ferreiro, músico y hermano de Iván Ferreiro, creando una divisa con su nombre. Los amaros se cambian en las casetas y sirven para pagar lo que se consume, pero si uno no atina y se queda en el bolsillo con más chapitas de plástico de las que pensaba, no hay recambio. No poder recuperar los euros es un incidente que genera fastidio por parte de algunos asistentes, que el último día ejercen la reventa ofreciendo amaros a los que llegan de nuevas.
PortAmérica también ofrece acampada a los que no quieren perderse nada. De hecho, quien adquirió el abono de tres días, tenía la oportunidad de comprar por 20 euros más su plaza para cinco noches de cámping, pegado al recinto y a escasos metros de la playa. El recinto ha mejorado respecto a años anteriores y esta vez estaba lleno, con más de mil asistentes fraguando amistades a pie de tienda Kechua, en un ambiente de buen rollo, momentos Coca-Cola e inesperadas sesiones de guitarra acústica.