Glenn Close caza zombis en la notable «The Girl With All the Gifts»

José Luis Losa SITGES / E. LA VOZ

CULTURA

Gillespie y Kowalski (izquierda), directores de  The Void , junto al productor Cassey Walker y la actriz Kathleen Munroe, ayer en Sitges
Gillespie y Kowalski (izquierda), directores de The Void , junto al productor Cassey Walker y la actriz Kathleen Munroe, ayer en Sitges Susanna Sáez

Isaki Lacuesta recupera su mejor nivel con «La próxima piel», filme sobre la suplantación de personalidades que protagoniza Emma Suárez

08 oct 2016 . Actualizado a las 19:21 h.

Jornada de gran cine en este festival, con películas que retoman y revivifican temas tantas veces tratados dentro del género del terror o el suspense como los zombis, las mutaciones alienígenas y las suplantaciones de personalidad. Así, la inflación de películas de muertos vivientes que sufrimos me produce, a priori, sensación de hartazgo ante otra zombi-session. Pero todos los prejuicios se me desvanecen ante la fuerza visual y narrativa que muestra el escocés Colm McCarthy en The Girl with All the Gifts. En ella, McCarthy articula la acción llevándola a un terreno de clasicismo que la convierte en el Objetivo: Birmania del cine de infectados mutantes. Con el esquema tradicional del grupo humano o patrulla heterodoxa. Con una niña negra como comandante magical de esta pletórica odisea en planeta moribundo, en el film asistimos a otro acto de fortaleza de actriz de la mano de Glenn Close, quien con su trayecto y su bagaje no muestra reparo alguno en ponerse al tajo como cazadora de estos no-muertos -aquí llamados hambrientos- que amenazan con mandar el mundo al diablo.

Isaki Lacuesta venía de horas bajas y por ello es doblemente estimulante la fortaleza con la que retorna en La próxima piel. Historia que lleva bajo su epidermis el leit-motiv perturbador de las personalidades suplantadas pero que se aleja del thriller para adentrarse en honduras de la compleja naturaleza humana y los crueles caminos que llevan a habitas pieles ajenas, con un Emma Suárez que ratifica su estado de gracia.

The Void es algo así como un festín para quienes sentimos debilidad por el John Carpenter de los ochenta. Los norteamericanos Jeremy Gillespie y Steven Kostanski codirigen esta desprejuiciada propuesta de llevar a la serie B vocacional un remix de La Cosa, con aquella criatura tentacular que pobló tantas raíces del miedo, y el universo de terror cósmico, llegado de la otra dimensión, de H. P. Lovecraft. Todo con un desenfreno que anula el derecho a réplica.

Y como una resurrección de fé se vivió en este festival la decisión de los japoneses de recuperar a su Godzilla, el genuino. Sin duda, el tontiloco intento de Nacho Vigalondo por robarles a la criatura en la infame Colossal ?por aquí anda también el cineasta y cantante de karaoke español- habrá puesto sobre alerta a los estudios Toho, en donde se habrán tomado como cuestión de orgullo patrio devolverle los honores a su lagarto gigante y afrentado.