Raoul Martinez: «La empatía puede ser revolucionaria a la hora de crear sociedades libres»

BEATRIZ PÉREZ BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

paidós

En su primer libro, el pintor y cineasta Martinez cuestiona el control del individuo que impone el sistema capitalista

28 nov 2016 . Actualizado a las 08:22 h.

Vivimos en una sociedad que constantemente ensalza la supuesta capacidad de elección que tenemos, la gran época de libertades en que vivimos. ¿Por qué entonces aflora este desencanto general? El pintor y cineasta Raoul Martinez (Londres, 1983) desmantela en su primer libro, Crear libertad (que publica en español el sello Paidós y que lleva por subtítulo un gráfico El poder, el control y la lucha por nuestro futuro), los mitos fundamentales relacionados con el libre albedrío, el libre mercado, la libertad en los medios, las elecciones y la democracia. Esta obra nace de un proyecto personal y homónimo -una serie documental- cuyo primer episodio fue el aclamado filme The Lottery of Birth (2012). De sus raíces españolas por parte paterna le viene el gen artístico: su padre es el narrador y dramaturgo nacido en Barcelona Álex Martínez (1956) y su abuelo era el novelista catalán nacido en Jaén Francisco Martínez Ortas, represaliado por el régimen de Franco y que se exilió en el Reino Unido en 1959.

-¿Qué es la libertad?

-Yo la defino como la capacidad de crear lo que realmente valemos. Podemos contraerla o expandirla dependiendo de condicionantes sociales, económicos y políticos. En el libro trabajo con la idea de responsabilidad y explico cómo muchos pensadores tienen la idea de que tomamos decisiones con un cerebro que no hemos elegido que está influido por condicionantes familiares, sociales, etcétera.

-Así que la libertad tiene unos límites.

-Sí. Y creo que es importante saber confrontarlos. Nosotros no nos creamos a nosotros mismos, por tanto no es coherente pensar que somos verdaderamente responsables de todo lo que somos. Tener esto en cuenta nos lleva a una posición más compasiva y empática con los demás.

-Pero pensar que no somos responsables de lo que hacemos puede ser peligroso.

-Entiendo lo que dice, pero lo cierto es que cuanto más comprometidos estamos con la idea de la responsabilidad, más tendemos a culpar a las víctimas. La razón por la que muchos seres humanos viven situaciones horribles se debe con frecuencia a condicionantes que ellos no controlan y que no merecen. Y lo mismo con aquella gente que tiene muchos privilegios. Por ejemplo, Donald Trump no es ningún Dios: él heredó todo ese imperio. Simplemente ha tenido más suerte que las demás.

-Pero entonces, ¿cuáles son las trampas del discurso que sostiene que vivimos en una sociedad libre?

-La idea de que vivimos en una sociedad libre, con mercados libres, medios de comunicación libres, sistemas políticos libres… creo que es muy problemática. Muchas instituciones no trabajan para nosotros como esperamos. En las últimas décadas, muchas voces han dicho que el capitalismo y el libre mercado supondrían el nacimiento de una sociedad libre para la democracia y no ha sido así. La única verdad es que en el sistema de mercado tu libertad se expande o contrae dependiendo de cuánto dinero tienes.

-Las elecciones son mencionadas como prueba de que el ser humano puede elegir libremente. ¿Por qué entonces la gente vota cada vez menos?

-Aquí está la prueba de que nuestro sistema democrático es en realidad muy superficial. La gente no vota porque no cree que vaya a cambiar nada. Porque las opciones que se le presentan solo suponen una reducida parte de todo el espectro ideológico. Para que la democracia funcione se necesitan muchos elementos, no basta únicamente con disponer de unas elecciones formales. Los medios de comunicación están controlados por corporaciones, esto quiere decir que un grupo de millonarios controlan gran parte de nuestros canales de información. La clave del mundo de la comunicación no es la audiencia, sino los anuncios.

-Y todo esto impacta negativamente en la calidad de la democracia.

-Exacto. La mayor parte de la riqueza está cada vez en menos manos. Además, el sistema dominante ha estado décadas tratando de convencer a la gente de que la culpa la tienen los inmigrantes, por ejemplo, y no las grandes corporaciones. El sistema crea el problema y además se defiende, e incluso te convence de que alguien como Donald Trump va a solucionar tus asuntos.

-«Crear libertad» habla de la paradoja de que vivimos en una sociedad (en teoría libre) en la que cada vez hay mayores desigualdades. ¿Por qué ocurre esto?

-Mucha gente sí se da cuenta de que las desigualdades van en aumento, y ahí están los movimientos sociales como prueba. España ha sido un ejemplo para muchos países en diferentes sentidos. Sé que los resultados de las elecciones finalmente han sido frustrantes. Creo que mucha gente vota a los partidos tradicionales pese a saber que no cambiarán nada o que son corruptos por el mero hecho de que le resultan familiares. Es fácil manipular los miedos de la gente. Además, cuando existe un movimiento social que aspira a que la riqueza se reparta de manera más igualitaria, es duramente atacado por el sistema.

-¿Cómo podemos crear la libertad?

-Fácil [risas]. La creatividad es una capacidad humana. Creo que debemos poner mucha energía en aquello en lo que realmente valemos. Expandir el conocimiento y el poder. Concentrar la riqueza, el conocimiento, el poder… es incompatible con una sociedad libre. Tener en cuenta que cada uno de nosotros tiene cosas que no puede controlar nos lleva a ser más empáticos. Y este sentimiento empático -esta capacidad de humanizar- puede ser revolucionario a la hora de crear una sociedad libre.