
Low firma un concierto excepcional presentando Double Negative. Lejos de nostalgias, demostró en Santiago que se encuentra en su mejor momento
06 nov 2022 . Actualizado a las 21:46 h.¿Alguien se imagina que llegue uno de los grandes grupos del indie-rock de los noventa a presentar su nuevo disco y precisamente sean las canciones de esa última entrega las que impacten de verdad? Sí, sí, más allá del deseado “grandes éxitos” y repaso a una inmaculada trayectoria, que el material fresco active todos los resortes emocionales del oyente. Meneándolo. Subyugándolo. Diciéndole sin palabras que se encuentra ante una de las cimas del rock contemporáneo. ¿Cuánto tiempo hace que no pasa algo así? Pues eso es lo que ocurrió anoche con Low presentando Double Negative en la sala Capitol. Algo increíble.
Ojo con usar varas teóricas de crítico musical noventero. Lo se ayer fue algo excepcional y no aplicable al 99% de sus compañeros de generación. Simplemente algo así no se da. O no suele darse. De hecho, ya ni se demanda. Justo al inicio del bolo revolotearon por el escenario pequeños grandes clásicos como Innocents (¡uau!) o el ultradelicado Plastic Bag (¡requeteuau!). Pronto se vieron eclipsados por las quebradizas canciones de un Double Negative que semejaba llegar de una profundidad hasta ahora inexplorada. No es frecuente, insistimos. Pero sucedió. Tal cual.
Existía cierto escepticismo sobre cómo resolverían en directo esas canciones. ¿Llevarían grabaciones? ¿Habría electrónica? ¿Sonaría radicalmente diferente? Al final, en su mayoría, se ejecutaron con guitarra,bajo, batería y voz. Y se ejecutaron de maravilla. El primer aviso lo dio Tempest. Una nube de ruido para aclimatar una sala Capitol que venía de la nítida caricia melódica de los temas antedichos. El trío movió el dial. Conectando a la audiencia con una emisora inquietante. No se llegaba a escuchar bien del todo, pero seducía y empujaba a penetraba ahí en otro mundo. ¿Cómo definirlo? ¿Una mezcla imposible entre el Radio-Aktivität de Kraftwerk y el Further de Flying Saucer Attack? Tómese en sentido más espiritual que formal. Sea como sea, el pellizco sentido en disco se convirtió en gigante en directo. Seguido de Always Up, el viaje invitaba a no dar marcha atrás.

Porque lo otro, esas constantes miradas retrovisoras que salpicaban al set-list, se conocen, se disfrutan y se agradecen, por supuesto. Sin embargo, la excitación que genera lo nuevo resulta mucho más poderosa. Y en pleno 2018 totalmente inusual. Así que tras pasar por Lies (¡uau de nuevo!) o la muy bien encajada escalada noise de Do You Know How To Waltz? (¡requeteguau otra vez!), entrar de nuevo en las melodías fantasmales de Double Negative triplicaba el placer. En la segunda mitad del concierto llegó lo mejor. El trío desarrolló un largo tramo dedicado en exclusiva a él. Alcanzó su pico definitivo con la maravillosa Fly: un diamante de corazón funky-soul con la voz de Mimi Parker paseando por la cuerda floja. La mecía el ruido de Alan y Steve Garrington, unas bases programadas y el latido de la audiencia. De quedarse ahí eternamente escuchándola.
Después llegó otro repaso por el repertorio antiguo (de Spanish Translation a Holly Gohst pasando por What A Part Of me) para concluir en el bis con Disarray. Un tema solicitado con un entusiasmo que ya casi no se encuentra en los bolos indies de hoy en día, llenos de cuarentones más pendientes del móvil que de solicitar otro tema. Quizá sea porque lo de ayer devolvió, en cierto modo, a otro momento. Ese en el que los grupos icónicos de esa generación daban piruetas, tirabuzones y saltos mortales. Ese en la que la emoción y la sorpresa iban de la mano. Ese en la que no parecía que la imaginación y la inventiva había tocado fin y nadie reclamaba reuniones de bandas míticas para encabezar los festivales.
Quizá la de Low sea una de las última vetas verdaderas de la mina. Y Double Negative oro puro e inesperado. Ayer quedó demostrado. Seguro que más de uno, viniéndose arriba, incluso reclamó otro disco en la abrupta línea de este último y un concierto donde se apele únicamente a este material. No estaría nada mal.