«Si ves la tele y aparecen unos tíos con nuestras pintas te quedas a verlo fijo»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN

CULTURA

Los hermanos Quijano en una imagen promocional del último disco
Los hermanos Quijano en una imagen promocional del último disco

Café Quijano llega el próximo fin de semana a Galicia en la presentación de «La vida la la la», su nuevo trabajo.

11 mar 2019 . Actualizado a las 10:45 h.

Han pasado ya 20 años desde que Café Quijano se hicieran omnipresentes gracias a La Lola, su tema más célebre. Sin embargo, con mayor o menor electricidad, han seguido fieles a ese sonido suyo, tan enraizado en el bolero, como recuerda Óscar Quijano que contesta esta entrevista. La vida no es la, la la (2018) es su última parada. Lo presentan en Santiago (sábado 16, Palacio de Congresos, 21.00 horas, desde 25 euros) y Pontevedra (domingo 17, Sede Afundación, 22.30 horas, desde 30 euros).

-Debutaron en 1998. Si entonces le tuviera que aconsejar a alguien que aspirase a triunfar jamás le recomendaría hacer un disco con ecos de Los Panchos o el folklore andino.

-Totalmente [risas]. A nosotros nos fichó Warner Music porque éramos tres chicos jóvenes, de León, una zona fría, y hacíamos boleros, que era algo del otro lado del charco. Por eso mismo nos ficharon, por ir a contracorriente y hacer algo diferente.

-¿Cómo se lanzaron a algo así?

-Nuestro padre, que es profesor de música, tiene un local y tocábamos con él folklore latinoamericano. Nosotros igual hacíamos una cueca chilena como un joropo venezolano. O un tango o una habanera. Cuando hicimos un primer disco nos salió eso.

-Luego llega «La Lola». Empieza como una cumbia pero deriva en algo parecido al surf-rock. ¿Intuyeron el éxito al hacerla?

-Sí. Cuando la estábamos grabando entró en el estudio Pancho Varona, el guitarrista de Joaquín Sabina. Dijo: «¡Uy, esto es la bomba!». La Niña Pastori también se quedó alucinada. Y Alejando Sanz, que nos soltó: «¡Bueno, bueno, bueno!». Se veía que ahí había algo que, a la postre, fue lo que fue: la canción principal del año 99, gracias a la cual fuimos nominados a los Grammy Latinos y que nos situó en el panorama internacional.

-Todo el mundo asocia Café Quijano a las levitas que usaban entonces. ¿Por qué las eligieron?

-Nosotros le dijimos a la compañía que teníamos una música buena, pero que había que acompañarla de algo más. Tú estás viendo la televisión, haciendo zapping, y ves a tres fulanos cantando y a lo mejor pasas. Pero si ves la tele y aparecen tres tíos con nuestras pintas te quedas fijo. Como luego resultaba que la canción era buena, todo cuajó. Fue una estrategia para llamar la atención.

-Lo consiguieron. Transmitían una alegría pícara. ¿Había mucha fiesta tras Café Quijano?

-No era algo deliberado, pero eramos chavales jóvenes con ganas de vivir y disfrutar. Hubo muchas fiestas, pero con mesura. Tocábamos casi todos los días y eso exige un freno. Tú puedes salir una noche hasta las cinco de la mañana y al día siguiente cantar. Pero como salgas otra vez hasta las cinco, mal asunto. Lo único que necesitas para poder cantar es descansar. Había fiestas, pero siempre guardando la ropa.

-¿Tuvieron la presión de hacer una segunda «La Lola»?

-No, para nada. El éxito fue un acicate para hacer lo que queríamos. De hecho, el siguiente disco, La taberna del buda, tuvo éxito, pero no el espaldarazo que la compañía y nosotros esperábamos. Sin embargo, Humberto Gatica, el productor que lo hizo y que trabajó con Michael Jackson, Celine Dion o Barbra Streisand, dice que uno de los mejores discos que ha producido es ese.

-En la década pasada se embarcaron en el bolero.

-Desde el primer disco siempre hubo un bolero. Era la pildorita que mostraba nuestra base. Teníamos ganas de hacer un trabajo entero de ese género y lo hicimos. Al final, fueron tres álbumes y un disco en directo. Fue un éxito rotundo. La apuesta era arriesgada y nos salió bien.

Los hermanos Quijano en una imagen promocional del último disco
Los hermanos Quijano en una imagen promocional del último disco

-Luís Miguel marcó la pauta en esa revisión de géneros latinos clásicos. ¿Les influyó?

-No, para nada. Luis Miguel hizo fabulosamente bien los Romances, que eran temas clásicos. Sabíamos que le había ido muy bien, pero es que él es una megaestrella mundial. Haga lo que haga iba a funcionar. En nuestro caso fueron 36 boleros originales.En el primero, Quiero que tu boca se desnude, cantó con nosotros Armando Manzanedo. Decía que llevaba 50 años sin componer un bolero nuevo. Nos decía que éramos los compositores del siglo XXI. Nunca han dejado de estar de moda los boleros, porque nunca lo estuvieron del todo. Es un género que siempre ha estado ahí.

«Este pop urbano latino actual ha venido para quedarse»

En nuevo álbum de Café Quijano se aprecia una intención de asentar su discurso en un sonido acorde con las corrientes actuales del pop. «Queríamos hacer cambio y hacer una música más divertida, mirando para adelante y algo más moderna -explica Óscar Quijano-. Una canción, la de Perdónarme, la produjo un colombiano de 33 años, que se llama Andrés Saavedra. Y el resto del disco lo produjeron otros dos chavales colombianos de 24 años, que son el presente de esta ola musical que está pasando en Sudamérica, con la batería haciendo ese juego».

-¿Se han contagiado de esa música que no es exactamente reguetón pero viene de ahí?

-Sí, hasta la canción Shape of You de Ed Sheeran también tienen estos ritmos. En la música anglo de Estados Unidos también está pegando. No es reguetón, pero sí que tiene el rollo ese. Este pop urbano latino actual ha venido para quedarse. Si escuchas las emisoras de radio el 80% de lo que suena es con esos ritmos.

-¿Existe un bum latino global?

-Totalmente. Lo latino está en lo más alto, abanderado por un país, que es Colombia. En los últimos Latin Grammy el 60% de las nominaciones eran de artistas colombianos. Ahora mismo te pones a mirar las listas de ventas y sonadas de emisoras y, de cada 50 canciones, 45 son de ese rollo. A J Balvin le hacen versiones de sus canciones Beyoncé, Drake y todos.

-¿Y cuando un artista así ganará un Grammy de los grandes?

-Si no ha pasado con el Despacito, no pasará nunca [risas]. Es la canción más radiada de la historia. Ni Yesterday, ni My Way, ni Thriller, ni nada. ¡Eso ha sido algo espectacular!

-¿Son más famosos en América Latina que en España?

-Siempre nos preguntaban por qué veníamos más discos fuera de España que aquí. Y eso es porque España es muy pequeña y el resto del mundo latino muy grande. Los boleros tuvieron mucho eco, sobre todo en México. De hecho, nos vamos para allí en mayo. Es cierto que allí hay muchas más recepción.