Ryanair, 23 años abonada a la polémica

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Clodagh Kilcoyne | REUTERS

La aerolínea más rentable de Europa castiga a Galicia por tener que desembolsar 68 céntimos más por pasajero y amenaza con otro recorte de un millón de plazas 

13 sep 2025 . Actualizado a las 15:32 h.

Es la aerolínea europea (UE) más rentable y económica, y la tercera del mundo con más clientes (200,2 millones), pero no está dispuesta a abonar 68 céntimos más por pasajero en los aeropuertos españoles, en los que aterrizó allá por el 2002. Ryanair ha respondido a la subida de la tarifa de Aena (6,5 %) —para compensar el aumento de costes— con un recorte de 1,8 millones de plazas. Las primeras 800.000 este verano y otro millón en este invierno —implicará su salida de Peinador (Vigo) y la reducción de sus rutas en Lavacolla (Santiago) a cinco—. No acaban ahí las represalias.

En su empeño por doblegar la voluntad del Gobierno español, su controvertido consejero delegado, Michael O´Leary —propietario del 4% de la aerolínea—, reveló ayer al Financial Times que tiene la intención de volver al país en dos semanas para anunciar otro recorte adicional de un millón de plazas. «Si los precios en las regiones son demasiado altos, vuelo a otro lugar», deslizó a modo de ultimátum. El irlandés sabe bien que, en un país tan dependiente del turismo como España, cercenar la oferta disponible en los territorios más periféricos puede ocasionar graves pérdidas económicas. El Ministerio de Transportes lo sabe, pero insistió ayer: no cederá ante su «chantaje».

Ryanair se ha convertido en la principal compañía litigante de Europa. Paradójico, porque ha recibido enormes sumas de dinero en «publicidad institucional» para mantener su presencia en aeropuertos regionales. Ayer mismo O´Leary acudió a Bruselas para reunirse —a petición propia (en junio)— con el comisario de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, a quien trasladó sus quejas. También «hablaron sobre la protección de los vuelos durante las huelgas, la competitividad de la industria aérea europea y de las necesidades de inversión», aseguran fuentes de Bruselas.

beneficios

Reina del low cost. El modelo de éxito de Ryanair pivota en torno a la reducción de los costes operativos, además de explotar aquellas plazas donde las grandes no quieren operar: territorios alejados de las grandes capitales. Pero también en el recorte de los costes fiscales y laborales, con artimañas jurídicas que tuvo que ir eliminando. En el último ejercicio, la compañía irlandesa se anotó unos beneficios de 1.612 millones de euros y ha registrado en el primer trimestre fiscal del año unas ganancias históricas de 830 millones tras subir los billetes un 21%. Uno de cada tres euros que ingresa Ryanair (4.300 millones) no viene de los billetes, sino de cargos, suplementos y extras que aplica a sus pasajeros, los mismos a los que mandó «a cagar» por reclamar reembolsos.

abusos

El cobro por maleta, en cuestión. Ryanair siempre ha estado en el ojo del huracán por sus actuaciones y cláusulas abusivas. Ha llegado a cobrar 40 euros por imprimir la tarjeta de embarque. Ahora cobra el equipaje de mano en cabina, a pesar de que la ley 48/1960 de la navegación aérea estipula que «está obligada a transportar junto con los viajeros, y dentro del precio del billete, el equipaje con los límites de peso, independientemente del número de bultos y volumen que fijen los reglamentos», añadiendo que «no se considerará equipaje a objetos y bultos de mano que el viajero lleve consigo».

Multas

Multimillonaria. La más polémica fue la que le impuso Consumo, de 107 millones de euros por el cobro de los suplementos en el equipaje de mano o la reserva de asientos para acompañar a personas dependientes —suspendida temporalmente por el Supremo de Madrid (TSJM)—. Bruselas investiga la sanción mientras la UE negocia una reforma del reglamento que recortará derechos a los consumidores, ampliando el plazo de los retrasos con derecho a indemnización y avalando el cobro por maleta de mano. 

insultos

«Payaso». Envalentonado, O´Leary cargó recientemente contra el ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, al que llamó «payaso» y «loco comunista». Aseguró que el cambio climático era un invento y llamó «estúpidos» a quienes imprimen la tarjeta de embarque.

chantajes

Cancelación de rutas. La supresión de vuelos no es nueva. Ya la sufrió Francia. El Gobierno galo más que duplicó la tasa aeroportuaria, pasando de 2,63 a 7,40 euros el cargo en vuelos de corta distancia. O´Leary no lo dudó. Sacó las tijeras: este invierno recortará 750.000 plazas y abandonará los aeropuertos de Bergerac, Brive y Estrasburgo.

Lo mismo hizo con los aeropuertos alemanes de Dortmund, Dresde y Leipzig. Suecia e Italia han optado por reducir tasas para no perder conexiones.

huelgas

Listas negras. «El infierno se va a congelar antes de tratar con sindicatos», llegó a decir O´Leary, pero tuvo que hacerlo en la huelga de pilotos del 2017, la primera en la historia de la compañía. Se cancelaron unos 26.000 vuelos en solo medio año. Un tribunal británico condenó este año a la empresa por hacer listas negras de empleados huelguistas en el 2019 a los que había amenazado con recortar derechos.

interferencias políticas

Vuelos al Sáhara. Otro charco en el que se ha metido Ryanair tiene que ver con los vuelos que fleta semivacíos desde principios de año hacia Dakhla, en el Sáhara Occidental —territorio en disputa—. La aerolínea lo considera un destino más de Marruecos, en contra de lo que establecen las leyes internacionales.