Mezcla de estilos y muchas versiones en una carballeira que maridó música y cocina
05 jul 2019 . Actualizado a las 16:13 h.La voz y la guitarra de la pontevedresa Cora Velasco abrió este jueves el octavo PortAmérica en Caldas de Reis. Una jornada en la que los artistas desnudaron su alma y en la que se combinó música y gastronomía en el Showrocking que comanda Pepe Solla. La carballeira a orillas del Umia se quedó pequeña para un arranque multitudinario.
A Cora le tocó romper el hielo en el escenario Xacobeo 21 a una hora siempre complicada por demasiado tempranera, pero le puso mucho oficio hasta la última canción Relojes en la oscuridad, de Nacha Pop, antes de ceder el protagonismo a Elefantes. «El horario que nos ha tocado es un poco especial, feliz festival para todos», señalaron los barceloneses tras abrir su repertorio en el escenario principal, el Rías Baixas. Aunque hubo temas de su último trabajo, La primera luz del día, no faltaron joyas como Que yo no lo sabía y una versión de Mujer contra mujer, de Mecano, para defender la libertad sexual.
La rasgada y potente voz de Nina de Juan junto a sus cuatro compañeros de Morgan hizo suya la carballeira. «Es un sueño tocar en el PortAmérica», dijo la vocalista. La banda madrileña interpretó temas de sus dos discos North y el más reciente, Air. Fue un lujo poder disfrutar de su directo. El público devolvió a Nina la pasión que ella puso en el escenario. Se despidió muy emocionada de los festivaleros con un impresionante Marry you.
La sorpresa llegaba minutos después de la mano de Iván Ferreiro y su clásico Turnedo en el escenario Showrocking. Zahara cogió el testigo del vigués con Astronauta, y un «qué bonito» al ver que el público se sabía sus canciones. Pura emoción y puro baile en la carballeira de Caldas.
Xoel López y su Combo Viramundo, se llevaron al público con las versiones de algunos clásicos como el Here comes de sun, de The Beatles, o Me cuesta tanto olvidarte. Con una puntualidad británica, al igual que todos los artistas, subió al escenario Rozalén. La albaceteña arrancó con unos versos de Benedetti y tras sus dos primeras canciones saludaba al público: «Qué cosa tan bonita, cuánto árbol! Me parece que es un privilegio estar aquí». Sus letras comprometidas dieron la bienvenida a la madrugada. Y la música siguió en la carballeira de Caldas en un arranque marcado por un público entregado a la música.