El virus de la sensatez se coló en una feria en que las piezas de los genios del siglo XX hacen sombra a los artistas emergentes en una edición con menos obras provocadoras
11 mar 2020 . Actualizado a las 11:53 h.El virus de la sensatez sí se coló en Arco, una feria de arte que rebaja el nivel de la polémica y eleva el de la excelencia. Las obras de excepcional calidad brillan en la 39.ª edición del certamen mucho más que las provocadoras, que no faltan. Esta vez prima la cordura y aumenta el protagonismo de las mujeres, con un 32,5 % de creadoras frente al 25 % del año pasado. Con piezas a partir de unos cientos de euros, el techo lo marcan Picasso y Chillida, con un lienzo del malagueño por 6,2 millones de euros y una gran pieza del escultor donostiarra en torno a los 5 millones.
Comenzaron a asomar las mascarillas ya el miércoles -el día de inauguración- en los abarrotados pabellones de Ifema, aunque se cruzaron manos y besos sin demasiada psicosis. Los galeristas italianos se hartaron de repetir que «tutto va bene» sin asomo del temido coronavirus. Los dinosaurios del siglo XX y las vanguardias históricas conviven con los creadores emergentes en Arco 2020. Pero la sombra de los primeros es alargada en una edición con el arte español de vuelta y en la que mandan Picasso, Miró, Tàpies, Saura o Torres García, entre los muertos, y Plensa o Antonio López entre los vivos. No en vano, Marlborough había vendido tres lienzos del genial pintor realista manchego a los diez minutos de la apertura por 300.000 euros a un coleccionista suizo. Dos esculturas del catalán en Lelong, a 430.000 euros cada, suscitaban enorme atención al lado de un dibujo de Miró de 800.000 euros.
«Se recuperan los precios y el interés por el mejor arte español tanto aquí como fuera», dice Joan Mayoral, galerista que ofrece otro hito de la feria, Duat, un descomunal Tàpies de 1994, por 1,5 millones de euros. Lo ofertaba junto a un Saura de 1957 (380.000 euros) y piezas de Esteban Vicente, Millares o Canogar. Tras un paseo urgente por la feria, su juicio es que hay «obras relevantes, de mucha calidad y a precios realistas».
«Retrato de Jacqueline»
Y realista es, a tenor del mercado, el precio del monocromo Retrato de Jacqueline, la última esposa de Picasso, pintado en 1957 y por el que la galería Edward Tyler Nahem pedía 6,2 millones de euros. «Suscita mucho interés, pero aún no hemos cerrado nada», explicaban poco después de la apertura.
Por apenas un millón menos era posible adquirir una de las piezas más rotundas de la feria, un granito rosa de Chillida de 4,5 toneladas y con un precio «negociable». Está en la galería Hauser & Wirth, los nuevos gestores del Chillida Leku. Lo profundo es el aire XVIII haría las delicias de cualquier museo.
El tercero en el escalafón de las altas cotizaciones era el espectacular Torres García de la galería Marc Domènech, un fresco de 1943 titulado Constructivo piramidal que se podrá llevar a casa quien firme un talón por 2,25 millones. Algo más barato es el zodíaco chino creado con piezas de Lego por el chino Ai Weiwei, conjunto que la galería finlandesa Forsblom ofrecía por 1,9 millones, a 160.000 euros la pieza.
También Ignacio Navarro, de la galería Leandro Navarro, cree que la sensatez está de vuelta y se felicita por el aprecio del arte español. Con todo, la estrella de su estand era Frére (maquete), un móvil de Alexander Calder de 1978 por el que pide 1,8 millones de euros. «Trato de conectar la vanguardia internacional con los españoles», dice Navarro, para quien Tàpies «parece resucitar en el mercado exterior». Ofrece tres telas del catalán, entre 120.000 y un millón de euros, un cuadro de Kandisnky por 1,5 millones, dos dibujos de Picasso, un cuadro y una escultura de Dalí y varias piezas de Miró.
Al club de las piezas millonarias se suma la galería Thaddaeus Ropac con sendos retratos de la mujer del artista Georg Baselitz a 1,2 millones, una matérica pieza de Robert Rauschenberg por 1,1 millón, Casi lo roza un barceló de 900.000 euros.
Franco y el ojo de la polémica
«La polémica esta en el ojo del que mira», dice Maribel López, directora de Arco que admite que hay «mucha obra con contenido político». Aunque se ha rebajado el nivel de provocación de las dos ediciones anteriores, en las que obras como Presos políticos y el Ninot del rey Felipe VI de Santiago Sierra y Eugenio Merino acapararon toda la atención.
Aun así, reaparece Franco y es posible ver a Tejero, Suárez, Lenin, y a unos jóvencísimos Aznar y González en una pieza de Nuno Nunes Ferreira en Juan Silió. El imán más potente fue de nuevo una imagen de Franco, presuntamente bondadoso esta vez. Es obra del finlandés Riiko Sakkinen, que ironiza sobre las fake news con las virtudes atribuidas al dictador con una pieza por la que Forsblom pedía 15.000 euros.
Sakkinen explora una veta que tocó el año pasado con Nuestros Reyes favoritos, uniendo a Felipe VI con el Rey Melchor, el Rey León o Burger King. Casado con una española, el artista reside en Pepino (Toledo) y su idea surgió cuando uno de sus hijos le dijo que en la escuela su maestra aseguró que «Franco no era tan malo como dicen», frase que da título a su obra.
El otro Franco de la feria es del cubano Marco Castillo y se vendió enseguida por 30.000 euros. Es una composición con las letras del apellido del dictador, superpuestas de fondo a la palabra Castro. «No tienen nada que ver en apariencia, pero coinciden en letras. Cabe decir que un hombre involuciona o evoluciona al otro. Si se analiza, a la larga salen muchos contenidos, pero se trata solo de dos nombres en castellano», explicaba el autor, miembro de Los Carpinteros.
Política es también El rey del sueño, pieza de 1990 de Pedro G. Romero en la galería Alarcón Criado, una foto manipulada de Juan Carlos I, que aparece rodeado por un halo y que se vende por 30.000 euros. «Romero reflexiona en esta pieza sobre la representación oficial de la realeza», dice Julio Criado, uno de los dueños de la galería.
Eugenio Merino, un clásico de la provocación y coautor del Ninot de Felipe VI, presenta en ADN dos piezas: unas esculturas de manos oferentes que sujetan doce de las monedas de mayor circulación en el mundo -a 3.800 euros cada una- y una urna que contienen las cenizas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es una serie de cinco piezas, a 4.000 euros cada una.
Chile declina ser el país invitado en 2021
Arco no tenía país invitado en su edición de este año. Quería retomar la fórmula el 2021 y contaba con Chile, pero el país andino ha declinado la invitación de Ifema, la Institución ferial de Madrid organizadora de la feria. Eduardo López-Puertas, su director general, explicó que la decisión de Chile de no aceptar la invitación de Arco se justifica «por la inestabilidad política que vive el país», sumido en una ola de disturbios y protestas desde hace meses.
La feria continúa así buscando alternativas para su próxima edición, en la que su intención era recuperar la fórmula del país invitado. «Hemos podido hablar con coleccionistas y artistas chilenos y nos han trasladado cuánto lamentan que esta oportunidad se haya perdido», contó López-Puertas, que sigue buscando con su equipo una «propuesta importante», ya que en el 2021 se celebrará el 40.º aniversario de la feria que creó Juana de Aizpuru.