Pau Donés: vitalidad hasta el último suspiro

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Pau Donés sonriente en una imagen de archivo
Pau Donés sonriente en una imagen de archivo Europa Press

Compositor de piezas de contagioso optimismo, el músico conmovió a todo el país con su manera de afrontar el cáncer

26 ago 2020 . Actualizado a las 11:26 h.

Fue en el verano de 1996. Una canción perezosamente lenta y que goteaba calor se hizo omnipresente. Se trataba de La flaca, la composición con la que el publicista Pau Donés iba a llevar al estrellato a Jarabe de Palo. La dicción lenta, con poso aragonés y sabor caribeño, se recreaba en una bella y espigada mujer que el artista había visto en Cuba. Esa por la que él «daría lo que fuera». Los vientos de la industria soplaban a favor del rock latino, tras el trabajo previo hecho por Radio Futura. Y La flaca -videoclip homenaje al Where The Streets Have No Name de U2 mediante- arrasó. El disco que la incluía despachó dos millones de copias.

Veinticuatro años después, el mismo artista con el mismo proyecto lanzaba Eso que tú me das, su nuevo sencillo. Ocurrió en mayo, en pleno confinamiento por el covid-19. Un luminoso canto a la amistad, preñado de vitalismo y optimismo, por un artista que mostraba en el vídeo el daño físico que el cáncer le había causado. Sentado en un taburete sin perder la sonrisa, a su lado danza su hija Sara. Quería bailar con ella, pero ya se encontraba demasiado débil para hacerlo. Suponía un abrazo a la vida en la cuenta atrás de esta. El disco que incluye el tema, Tragas o escupes, iba a salir en septiembre. El artista decidió adelantarlo cuando ya veía que el destino estaba escrito. Este martes se confirmaba su muerte. Tenía 53 años.

Entre estos dos momentos se desarrolló la carrera musical de Donés, músico que, más allá del artista de un solo éxito del que se pudo sospechar con La flaca, desarrolló una carrera con constantes visitas al número uno. Dueño de una fórmula sencilla, directa y pegadiza, logró que temas como Depende (1998), Grita (1999) o Bonito (2003) se adhirieran en la radio colectiva de todo el país. Contagiaban. Muchos lo achacaban a su vinculación al mundo de la publicidad y los eslóganes, pero lo cierto es que seguidores y detractores no se saltaron durante un tiempo ninguno de sus hits. Resultaría imposible.

Sin embargo, tras varios años de constante exposición, el proyecto fue perdiendo el impacto de la sorpresa inicial, aunque sin detenerse en ningún momento. Discos autoeditados como Orquesta reciclando (2009), ¿Y ahora qué hacemos? (2011), Como un pintor (2012) y Somos (2014) mantuvieron el grupo en constante movimiento hasta que llegó la noticia crucial. En el 2015 se operaba de un cáncer de colon y cancelaba la gira prevista.

A partir de ahí, el artista expuso con toda transparencia sus problemas de salud. Tanto sus éxitos -en el 2016 anunciaba que estaba limpio de cáncer- como sus recaídas -un año después daba la mala noticia de que volvía a tenerlo-. Ondeando siempre la misma bandera del optimismo de sus canciones. Esa vitalidad se convirtió en un símbolo. E incluso los que rechazaban su música mostraban su admiración por su entereza y determinación. «Siento que la vida es el momento / y la suerte que yo tengo es que me sobran argumentos para no echarla a perder», cantaba en ese último disco, dando fe de una actitud que conservó hasta el final.