Pepe Larraz: «En esta profesión la inseguridad no se va, te sientes un eterno principiante»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

ALEJANDRA VERA

El dibujante ha revolucionado con su serie «Dinastía de X» el mundo mutante de Marvel

15 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En el currículo de Pepe Larraz figura que es culpable -junto al guionista Jonathan Hickman- de que los mutantes vuelvan a ser la gran referencia de Marvel como editorial de cómics, gracias a su serie Dinastía de X. El dibujante madrileño, que ha puesto sus lápices también al servicio de los Vengadores o Star Wars, reconoció en A Coruña, en Viñetas desde o Atlántico, cierta predilección por los discípulos de Charles Xavier.

-Hay algo en el universo mutante de Marvel que lo hace especialmente atractivo al lector. ¿Le pasa lo mismo como dibujante?

-Sin duda. En primer lugar hay un componente de nostalgia como lector de cómics. De niño los mutantes eran lo que más me gustaba. Me atraía el componente familiar que tienen. Tenían tanta épica como los Vengadores, pero después no dejaban de ser chavales en un colegio, con sus inseguridades. Me gusta pensar que son personajes que me eligieron ellos a mi, y no al revés.

-¿Cuál es el secreto del éxito de «Dinastía de X»?

-Creo que se debe a la libertad que nos dieron, a Jonathan Hickman y a mí, para poder avanzar con los personajes. Habitualmente, en Marvel, cuando coges a algún personaje te dicen que al terminar lo dejes en el mismo punto de partida, para que pueda venir otro y recogerlo. Pero a nosotros se nos permitió avanzar, lo que gustó al público, porque creo que estaba todo en un punto de estancamiento, siempre se volvía a los mismos estándares.

-¿Cuánto conserva, como profesional, de su pasado como fan de los cómics?

-Al fan hay que dejarlo salir en el momento clave, cuando las cosas no salen como quieres y empiezas a dudar de si vales para esto, de si merece la pena tanto esfuerzo. Entonces dejas que el fan te dé un toque un el hombro y te recuerde que estás dibujando a los X-Men. ¿Te das cuenta de lo que es eso? Entonces reaccionas y te das cuenta de dónde estás.

-Y para estar ahí, dibujando a los X-Men, ¿qué hay que hacer?

-En mi caso he de decir que llegué aquí dando mucho la tabarra. Muchísimo. He llegado a mandar infinidad de pruebas. Tenía claro lo que quería hacer, trabajaba de ilustrador y por las noches me ponía a hacer pruebas para Marvel, a ver si salía algo. Es cuestión de constancia y de ir aprendiendo. Porque cuando te dan tu primer trabajo piensas que ya has llegado a dónde querías, pero no, ahí empieza el aprendizaje. Y no paras de aprender jamás, porque la inseguridad sigue siempre ahí. Te sientes como un eterno principiante.

-El mercado americano tiene fama de duro, con unos plazos de entrega infernales.

-Son lo que definen este mercado. El cómic no te deja dibujar lo mejor que puedes, sino que te obliga a contar la historia que te han dado en el tiempo que te han dado. Y todo de la mejor forma que puedas. Esa falta de tiempo es lo que da forma al cómic de veinte páginas. Tienes que ser creativo, efectivo, atrapar al lector y resultar entretenido con el tiempo marcado. Esos plazos son nuestro principal enemigo, pero también son lo que nos pone en forma. El cómic americano se parece más a un periódico que a hacer un libro. Hay un cierre, y la imprenta no va a pararse por ti.