El hiperrealista «geógrafo» del rostro que olvidaba las caras

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

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El pintor se mantuvo activo incluso tras padecer una tetraplejia

22 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Chuck Close, autor de unos gigantescos retratos hiperrealistas que se disputaban los mejores museos de arte contemporáneo del mundo, falleció este jueves a los 81 años. Murió tras una larga enfermedad degenerativa, según informó su galerista, Arne Glimcher. Sus impactantes pinturas de raíz fotográfica se anticiparon a la era digital. Unos monumentales retratos que son una suerte de tratados de geografía del rostro humano. Nacido en Monroe, Wisconsin, en 1940, era célebre por sus enormes retratos de tres por tres metros, basados casi siempre en primeros planos frontales y fotográficos de rostros que reflejan cada arruga y poro del modelo. Se convirtió en leyenda al mantenerse en plena actividad tras sufrir un aneurisma que le causó una tetraplejia.

Doctorado en Bellas Artes en la Universidad de Yale en los 70, amplió estudios en Viena. Fue profesor de Arte en Massachusetts antes de instalarse en Nueva York, donde inició una andadura plástica que le dio fama internacional. «No me interesan las manzanas como a Cézanne, ni las botellas ni las naturalezas muertas. Mis sujetos han sido mis amigos, mi familia, y yo mismo; no he querido cambiar en estos cuarenta años para mi propia sorpresa», decía Close al presentar en el 2007 en el museo Reina Sofía su primera retrospectiva en España. «Un pintor es un director de orquesta que dirige una danza ritual en el estudio y muestra luego sus cuadros, que son las escenas congeladas de esa danza», aseguró entonces.

Close, que se definía como «un principiante perpetuo», se ligó en sus inicios al expresionismo abstracto, herencia de sus años universitarios en Yale donde se idolatraba a De Kooning y Arshile Gorky. Alcanzó su madurez creativa a finales de los 60, cuando comenzó a emplear la cuadrícula para transferir sus retratos fotográficos al lienzo y ampliarlos. Para sus primeros retratos, en blanco y negro con acrílico, se ayudó con cuchillas de afeitar, borradores eléctricos y aerógrafos. Retrataba a amigos de entonces, como Richard Serra, Francesco Clemente, Rauschenberg o Philip Glass. Luego retrató a expresidente estadounidense Bill Clinton o a Lou Reed. En los 70 introdujo el color, profundizó en su diálogo con la fotografía y optó por imitar el proceso mecánico mediante capas independientes de colores primarios para obtener un espectro cromático completo. Con este dificultoso método de pintar capa a capa, roja, amarilla y azul, dominó el color.

En los 90 avanzó en su experimentación con las cuadrículas, e introdujo en cada una de ellas pinturas abstractas en miniatura de colores brillantes como fucsia, mostaza, violeta o turquesa. Observados a cierta distancia esos centenares de coloristas formas abstractas, se ve cómo se combinan para conformar un retrato de gran minuciosidad en el detalle y de un impresionante realismo fotográfico. Las imágenes mantienen una sorprendente veracidad, pero vistas de cerca, se llenan de miles de manchas neutras resultantes de un proceso aparentemente abstracto.

Acusaciones de acoso sexual

Un aneurisma le provocó una tetraplejia a finales de los 80 y puso en peligro su carrera. Decidido a continuar, superó su discapacidad y aprendió a pintar con una férula ortopédica en la mano, logrando que las pinturas creadas en los 90 parecieran la continuación natural de las anteriores. Retirado en el 2015 después de que le fuera diagnosticada demencia, Close afrontó las acusaciones de acoso sexual de varias mujeres. Él negó las acusaciones, pero la Galería Nacional de Washington canceló la exposición sobre su obra que tenía programada. Otros museos del mundo siguieron mostrando sus pinturas.

The Art Newspaper despedía a Close afirmado que ha sido «una figura enorme y omnipresente en el mundo del arte de Nueva York desde su primera exposición en 1968». «Sus contribuciones son inseparables de los logros del arte de los siglos XX y XXI», agregó la publicación. «Me entristece la pérdida de uno de mis amigos más queridos y de los mejores artistas de nuestro tiempo», dijo su marchante y presidente de Pace Gallery, Arne Glimcher.

De niño padeció prosopagnosia -un trastorno del aprendizaje que le impedía reconocer los rasgos faciales, los rostros-, y, decía, quizá por ello estaba tan entregado al retrato, tan fascinado por el rostro como el verdadero quid de la identidad y la identificación del ser humano.