Roberto Saviano: «No sé si puedo seguir con esta vida de mierda»

MIGUEL LORENCI MADRID / COLPISA

CULTURA

JUAN LÁZARO

«Es difícil superar el sentimiento de culpa por estar vivo», confiesa el escritor, que relata en un cómic sus años bajo la amenaza de la Camorra

26 ene 2022 . Actualizado a las 17:28 h.

Harto, cansado de un inacabable encierro de tres lustros, de las amenazas y de un insuperable sentimiento de culpa por estar vivo, pero dispuesto a resistir. Así se siente Roberto Saviano (Nápoles, 42 años), el periodista y escritor italiano que plantó cara a la Camorra que puso precio a su cabeza y que cuenta su calvario en un cómic. Todavía estoy vivo (Reservoir Books) es el elocuente título del álbum. «Me permite contar las cosas como no podría hacerlo en una novela, un ensayo o una biografía», explica el autor de Gomorra desde un lugar no precisado. El israelí Asaf Hanuka dibuja la historia «de un superviviente», que desde 2006 vive bajo custodia policial permanente y que hoy siente «arrepentimiento».

«Este cómic nace para romper el hábito de creer que lo que me ha pasado es normal. No estoy muerto y no estoy vivo. Pero resistir significa mantenerme con vida, seguir adelante, aunque a partir de ahora no sé si puedo seguir con esta vida de mierda, con una desconfianza total y el sentido de culpa por estar vivo del que no consigo librarme ni protegerme», explica. «Quién haya visto Papillon o leído la novela sabe que acaba cuando el protagonista que escapa de la isla clama: 'malditos bastardos; todavía estoy vivo», grita Saviano a sus verdugos. «La novela gráfica une de manera extraordinaria muchos instrumentos del cine, la literatura o la pintura, y necesitaba todas estas herramientas para describir este desastre. Para hacer un mapeo tras haber perdido la medida de mi cuerpo y poder contar mucho de lo que me ocurrió. Algo que, recordemos ha pasado en Europa, no en África ni en América Latina o en Asia», dice el autodeclarado «campeón mundial del confinamiento».

Vive Saviano rodeado cada hora por cinco carabineros y lamenta que nadie se escandalice ya si asesinan a un periodista «como ha ocurrido en el centro de Ámsterdam, en Eslovaquia o en Malta». «La opinión pública lo ve como algo normal», lamenta, denunciando que los mafiosos sigan actuando con impunidad. «Europa se llena de capital mafioso y quien lo denuncia sabe que acabará cubierto de barro, de denuncias y con una vida de mierda», señala. «Así que me pregunto por qué seguir con esta vida infeliz».

«Enorme culpa»

No sabe si volverá a tener una vida «normal y feliz». «Siento una enorme culpa, por no haberlo conseguido aún. ¿Es por narcisismo?, ¿por egocentrismo?, me pregunto. Y me respondo que es la venganza no solo de la Camorra, sino también de una parte política que todavía intenta aniquilarme». «He tenido denuncias por difamación de Salvini y de Meloni, los líderes de la extrema derecha en Italia. Pero cuanto más me amenazaban, más resistía y más gritaba mi palabra. Pero aun así, han empeorado las cosas», reconoce. «Tuve la ingenua esperanza de que alguien me pudiera salvar: un gobierno que me tendiera una mano y me dijera 'yo me ocupo de todo y poco a poco te devolveremos tu vida normal'. Pero comprendí que sería un chantaje, que se me ofrecería una vida normal a cambio de silencio. Así que espero tener la fuerza para salir de aquí. No puedo vivir de este modo más tiempo. Llevo así desde los 26 años y voy a cumplir 43».

«Justificarme de que estoy vivo genera un estrés continuo. Si de verdad estás en el objetivo del crimen, la pregunta terrible es cómo es que todavía estás vivo. Por qué no has muerto. Y la respuesta es que no lo sé», insiste. «Pero sí sé que razonar así es dar el poder a los malos, al enemigo, reconociendo que estás vivo porque ellos te lo han permitido. Y no es así. Es absurdo».

Ahora, además, Saviano reconoce arrepentimiento. «Me daba vergüenza decirlo antes, pero ahora no. Me he arrepentido de lo que he hecho. Mi vida se ha convertido en un desastre. Desconfío de mí a menudo. Mi trabajo ha dado voz a los que no la tenían. Arrojó primero mucha luz y luego mucha sombra. He llegado a medio mundo y estoy orgulloso. He visto que se usa el método Gomorra, como hizo Nacho Carretero en Fariña, pero a nivel humano es insoportable», reitera. Ve «la imposibilidad de cambiar las cosas» y lamenta «una impunidad de los malos que me desconcierta». «Las mafias me han ayudado a entender el capitalismo, que tiene una vocación mafiosa y criminal», concluye.