Las películas de la semana: «Jurassic World Dominion», «El perdón» y «El rey ciervo»

La Voz

CULTURA

Los críticos de La Voz dan su visión sobre los filmes del momento

10 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Puro gigantismo

 

eduardo galán blanco

Hace ya tres décadas, con Parque Jurásico, Steven Spielberg —adaptando a Michael Crichton— fomentó la pasión paleontóloga en millones de niños. Pero a ese momento visionario del midas hollywoodense le siguieron, cómo no, demasiados hijos espurios. Y entonces, los más viejos del lugar preferimos los dinosaurios animados fotograma a fotograma —con el artesano stop motion— por Willis O Brien, creador del primer King Kong, o aquellos otros moldeados por su alumno Ray Harryhausen que dio vida a los reptiles gigantes que perseguían a Raquel Welch en Hace un millón de años. ¡Qué bichos tan humanos eran aquellos!

Ahora llega la sexta película de la saga que ya no es un parque, es un Jurassic World, repitiendo la sobada fórmula de «un mundo dominado por», sean simios, arañas gigantes o alienígenas. La isla Nubla se ha ido a tomar viento fresco y los dinosaurios campan por el planeta, comiéndose la pesca de Alaska (ictiosaurios hambrientos) o estropeando bodas (un pterodáctilo se zampa las palomas que sueltan los novios). De hecho, el humor es lo único que nos salva de la monotonía en un guion bastante tópico, con malvado mecenas falsamente ecologista —que fabrica una plaga bíblica de langostas como centollos—, un vaquero que le susurra a los lagartones y una niña con ADN mágico. Hay que saludar algunas secuencias muy vistosas: la persecución a lo Bond por las calles de La Valeta, con los inevitables velocirraptores trotando tras la motocicleta de Chris Pratt o ese ataque del pterosaurio al avión pilotado por DeWanda Wise, actriz con gancho que encarna a una divertida versión femenina cruce de Indiana Jones y Han Solo. Fuera de eso, este mundo jurásico responde a la idea que el neo Hollywood virtual tiene del cine: que todo sea lo más grande posible, como el gigantosaurio que asoma al final. Puro gigantismo.

«JURASSIC WORLD 3»

Estados Unidos-Malta, 2022.

Director: Colin Trevorrow.

Intérpretes: Bryce Dallas Howard, Isabella Sermon, DeWanda Wise, Laura Dern, Omar Sy, Mamadou Athie.

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Crónica de una injusticia

 

m. a. fernández

Maryam Moghadam se formó en artes escénicas en Suecia y Behtash Sanaeeha es ingeniero. Además de debutar en la cámara, ella protagoniza, y ambos son coautores del guion junto a un tercero; para él, es su segundo largo de ficción. Son parte de la nueva generación de autores que confirman el buen momento de la cinematografía iraní, en un país islámico que rige sus leyes por la sharía, que sitúa a las mujeres en un papel muy secundario, en particular después de la desaparición del esposo. Además, el férreo control de la censura obliga a los cineastas a hilar muy fino si quieren tejer tramas de denuncia o de alto contenido social. A la viuda protagonista le ejecutan a su marido por un crimen que no cometió, pese a proclamar su inocencia con insistencia. Resultará que su principal acusador era el verdadero asesino. Reconvertida a mujer coraje, junto a su pequeña, logrará que el sistema reconozca su error, pero no le bastará con eso, deseará llegar al fondo. Un día llama a la puerta de su casa un desconocido… Realmente, su drama podría ser el de muchas mujeres en el mundo, y el mérito de los directores es haberle dado ese tono de universalidad, sostenido sobre un cuidado planteamiento formal, con un inteligente uso del primer plano y la profundidad de campo, además de escenas sostenidas en toma única al servicio de lo que cuenta, sin postureos ni falsas intenciones esteticistas, y cuidando el color, reforzando así una cierta aura de melancolía presente desde el primer fotograma.

«EL PERDÓN»

Irán, Francia. 2020.

Directores: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha.

Intérpretes: Maryam Moghadam, Alireza Sani Far, Pouria Rahimi.

105 min.

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Ecos del mítico Studio Ghibli

 

m. a. f

Pocas dudas hay sobre el talento de Sean Pe Masashi Ando (Hiroshima, 1969). Debuta como director, pero en su mochila como director de producción en el mítico Studio Ghibli trae haber compartido oficio junto al gran Hayao Miyazaki y Makoto Shinkai, referentes del anime japonés actual. Casi cuarenta años en el oficio, que incluyen estar en la cocina de las memorables La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001) de Miyazaki, entre una treintena de títulos. En consecuencia, The Deer King (El rey ciervo) —basada en las novelas de la escritora y antropóloga Nahoko Uehashi— reluce el sello formal y narrativo de sus colegas y maestros, en un aprendizaje que hace del filme una sólida apuesta, bien recibida en los festivales especializados de Annecy, Montreal, Los Ángeles y en España, Sitges. De paso, el nombre de Ando añade otro podio a la disciplina, ahora como autor.

Si en cuanto a imagen y ritmo no se aparta de la senda marcada por el sello Ghibli, que va in crescendo conforme la trama avanza, con secuencias muy poderosas, reforzadas por un halo, entre poético y fantástico, que se supone ya está presente en el tono antropológico de los textos adaptados —que no conozco—, lo cual es a su vez un reto para trasladarlo a imágenes. El soldado Van acaba como esclavo en las minas de sal que administra un poderoso imperio. Una noche, una manada de lobos, a los que se supone transmisores de una rara plaga mortal, ataca las minas dejando como único superviviente, junto a Van, a una pequeña huérfana. Las vidas de ambos irán parejas desde entonces. Obra hipnótica y cautivadora, que junto al ingrediente mítico incluye agradecidas referencias a la tradición, los vínculos sociales, la ecología y la sensibilidad hacia la naturaleza. Añádase un plus infrecuente en el cine actual: apetece volver a verla, tal es su capacidad de conmoción.