Isabel Zendal, la madre soltera, pobre y analfabeta que hizo posibles las vacunas

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

Detalle de la portada del libro «Isabel Zendal, la madre de todas las vacunas», de Antonio López Mariño, publicado por Teófilo Ediciones
Detalle de la portada del libro «Isabel Zendal, la madre de todas las vacunas», de Antonio López Mariño, publicado por Teófilo Ediciones

El periodista Antonio López Mariño entrega la obra definitiva sobre el personaje central de la expedición de la viruela tras 20 años de investigaciones

07 sep 2022 . Actualizado a las 19:32 h.

En el mismo siglo y la misma ciudad gallega que vio llegar niños muertos a sus playas, una madre soltera, pobre y analfabeta sostuvo la campaña de sanidad pública más ambiciosa de la historia. Murió en México, el país que reconoció su labor con el premio nacional de enfermería desde 1974. En su tierra, sin embargo, el aprecio todavía se escamotea. A pesar del afloramiento de instituciones (un prestigioso grupo biofarmacéutico, entre ellas) con Isabel Zendal en el membrete, la excepcional vida de la mujer que cuidó a los niños portadores de la vacuna en la Real Expedición Filantrópica que partió de A Coruña en 1803 para inmunizar contra la viruela al otro lado del Atlántico sigue siendo en Galicia completamente desconocida.

«Durante 200 años Isabel tuvo muy escasa presencia en los libros de historia y en la memoria colectiva del país, pero en los últimos tiempos hay una corriente de simpatía e incluso se puede afirmar que proceder de una familia de labradores cuasi pobres de solemnidad y ser madre soltera son factores que han estimulado la admiración popular hacia la enfermera del primer modelo de lucha global contra las pandemias», explica el periodista Antonio López Mariño (A Coruña, 1952), autor del brillante Isabel Zendal. La madre de todas las vacunas, publicado por Teófilo Ediciones y compendio y laurel de veinte años de investigación sobre la rectora de la inclusa del Hospital de Caridad coruñés.

López Mariño, que dedicó cientos de horas a rastrear archivos en busca de un mínimo apunte en el que figurase Zendal (o Sendal o Cendala) por el que tirar del hilo, ha conseguido reconstruir buena parte de la enigmática vida de una mujer que nació en Santa Mariña de Parada, Ordes, en el último tercio del siglo XVIII; se trasladó a A Coruña al servicio del hombre más rico de la ciudad; tuvo un hijo, Benito, al que ya en México dio el apellido paterno, y antes de embarcar «con la intención de no volver», anota el investigador, ocupaba al puesto de rectora de la casa de expósitos, uno de los peores pagados del hospital, 50 reales solo codiciados por la cocinera, que cobraba 24. «Cuando se hable de la expedición real que no se hable tanto de Carlos IV y de Balmis, porque el éxito de todo este montaje se sustentó en los sectores más marginales de la sociedad», subraya Antonio López Mariño, que compone alrededor de Zendal un soberbio retrato de la época, en guerra permanente, menguada por una altísima mortalidad y parcheada por el Estado con soluciones excepcionales como las salas de partos secretos, las espontanías o la tolerancia con las madres solteras, a las que pagaban por amamantar a los niños abandonados en el torno. El autor firmará hoy ejemplares en la feria del libro de A Coruña.