Pedro Andreu: «Acompañar a una banda tributo a Héroes del Silencio es mi modo de agradecerles el cariño al grupo»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Imagen de Héroes del Silencio. Pedro Andreu es el tercero por la izquierda
Imagen de Héroes del Silencio. Pedro Andreu es el tercero por la izquierda CARTV

El que fuera batería de la mítica formación de rock estará esta noche en el Playa Club de A Coruña con Para siempre, que homenajea a los autores de «Senderos de traición»

21 oct 2022 . Actualizado a las 13:09 h.

Es algo chocante: el integrante de un grupo tan legendario como Héroes del Silencio se alía con una banda que los tributa, acompañándolos en directo. El protagonista de la jugada es Pedro Andreu, responsable de la batería de canciones como Entre dos tierras o Maldito duende, palabras mayores en la historia del rock nacional. «Me da bastante igual cómo se vea desde fuera, yo estoy ahí porque disfruto mucho», dice consciente de los interrogantes que despierta su inclusión en el cartel. Esta noche estará con Para Siempre en A Coruña (Playa Club, 22.00 horas, 15 euros) reviviendo aquel repertorio

-¿Qué le lleva a hacer este movimiento tan insólito?

-Mi criterio es que los chavales que tienen una banda y hacen canciones de Héroes del Silencio tienen, sobre todo, cariño a ese repertorio. Y yo, de alguna manera, voy en calidad de invitado para echarles una mano. Acompañar a una banda tributo a Héroes del Silencio es mi modo de agradecérselo. Toco cuatro o cinco canciones y aprovecho para ver amigos de hace mucho tiempo, a los cuales no los volvería a ver con mucha facilidad. Disfruto también de esa parte humana y me importa poco si la gente opina de un modo u otro. He visto bandas tributo desde que fui a Londres por primera vez. También, en Estados Unidos. Y siempre me ha parecido una cosa normal. Pero sí que es cierto que no es muy habitual que un personaje propio del grupo haga eso. Aunque estoy convencido de que no soy el único del mundo. 

-¿Es un acto de amor a un repertorio propio?

-Pues gracias por verlo así, porque ese es mi criterio de verdad. Es mi forma de agradecerles que mantengan el espíritu.

-La llama de los Héroes del Silencio permanece. ¿Estas canciones tienen que seguir tocándose sea como sea?

-Sí, es algo que veo. Lo noto y me lo dicen chavales, que me escriben y me vienen a hablar. Me gusta y por eso voy a compartirlo. Hay gente que nunca vio la banda pero, por lo menos, puedo hablarles, contarles alguna anécdota y charlar un rato. Para mí eso es lo ilusionante. No es que yo necesite ir ahí a demostrar nada, obviamente. Pero sí que me gusta echarles una mano y agradecerles el cariño. 

-Venimos de un bum Héroes del Silencio con el documental de Alexis Morante y el libro de Antonio Cardiel. Al margen del público general, parece como que ha revalorizado el grupo entre la crítica, que otrora los despreciaba. ¿Ha sido un golpe de realidad?

-La palabra crítico es jodida. Criticar es fácil, solamente hay que fijarse en cosas que no te gustan. Para mí es gente que opina. ¿Qué no te gusta Prince? Pues vale, no vayas a un concierto suyo porque acabarás diciendo que Prince es un cagao. ¿Por qué no envían a alguien que tenga ilusión y sí le guste? Yo mandaría al que sí le gusta. Si a mí me mandas a ver a unos cuantos que no me gustan del mundo de la música pues tengo mi opinión. Pero se la puedo contar a mis amigos, no para sentar cátedra sobre algo que no me gusta. A mi no me gusta la pera y no quiero por eso hacerla desaparecer de la faz de la tierra. Es un poco pequeño lo de criticar.

-Lo que quedó de manifiesto es que mucha de aquella crítica no era musical, sino que se debía a otros factores. ¿Era un grupo demasiado grande en un país lleno de complejos?

-El país con complejos para mí no existe. Ha habido muchos artistas de todo tipo por encima de los críticos. Aquí se ha puesto a parir a gente súper importante que el tiempo ha demostrado que eran lo más grande. O no lo más grande, pero sí importantes. Pero, en fin, eso porque a alguien le interesa hacer esas cosas. Yo creo que el documental demuestra que éramos la banda de cuatro chavales que luchábamos por un sueño y eso nos hizo cambiar de piel, pero siempre con la lucha por lo que queríamos por bandera. Ahora estoy leyendo el libro de Duff Mckagan de Guns n' Roses y cuenta los principios. Llega un momento en el que se dan cuenta que se convierten en una banda. Van a un local, lo pintan, lo arreglan y son una banda. Eso pasó con Héroes también. Todo lo que se hacía era para el grupo. Y ahí te haces fuerte. Te defiendes a capa y espada de ataques de quien sea. 

-En tiempo real muchos no fueron conscientes de lo grande que era el grupo. En ese sentido el documental es muy revelador. 

-Claro, porque son cosas que haces paso a paso y necesitas perspectiva para verlas. No llegas un día y tocas para 10.000 personas. No, vas creciendo. Las cosas no caen del cielo y hay que trabajar. A mí ese orgullo de Héroes nadie me lo podrá quitar. 

-Cuando empezaron muchos lo veían a usted como el Larry Mullen (U2) español. ¿Qué le parece?

-Hay que dejar libertad para que cada uno opine y compare con lo que quiera. A mí U2 siempre me parecieron una banda con muchísima energía y eso es lo que me gustaba buscar en las canciones de mi grupo. Larry para mí es uno de los grandes energéticos. Me gustaba mucho War y The Unforgettable Fire. Me parecía una maravilla, por la ejecución pero también por ser tan original. También me gusta Charlie Watts, porque respeta las canciones. Igualmente, Phil Rudd de AC/DC, que es la esencia pura del rock y absolutamente fantástico. Me gustan mil baterías. Siempre quise encontrar mi sitio aprendiendo de ellos. Yo no peleaba por la técnica, porque creo que destruye el alma y yo soy más punk.

-En perspectiva, la verdad es que Héroes del Silencio subió el nivel en España. Un disco como “Senderos de traición” tenía un sonido que no era usual en este país, totalmente homologable a los grupos de rock americanos e ingleses. 

-Claro, era una cuestión de personalidad. No queríamos que nos parara nadie. Llegamos después de la movida, pero no queríamos romper con ella. Nos encantaba Gabinete Caligari, Los Ilegales y Radio Futura. No luchábamos contra ello, sino que sacábamos de nosotros. El mundo cambiaba, nos llegaba The Cure y mucha otra gente que participa de nuestro lenguaje musical. En lugar de fijarnos en los grandes de los 70, lo hacíamos en los de los 80. Nuestra referencia no era David Bowie o las bandas de hard rock, sino los nuevos que estaban peleando. Y todo con nuestra interpretación. No queríamos ser los mejores, pero si teníamos 500 pesetas las invertimos en mejorar el grupo. Todo era para la banda.

-Se les veía una seriedad, una ambición y una actitud que los diferenciaba totalmente. Hay un momento en el documental que Bunbury habla de cuando apareció la oportunidad de tocar en Bélgica. Decían: ¿y por qué no? En el año 92 no era lo habitual.

-Si, teníamos esa fuerza. Ni siquiera lo hablábamos. Salía solo. No ensayamos para llenar estadios, sino porque nos encantaba la música y queríamos llegar a todo el mundo. Nos alimentábamos entre nosotros para ser mejores.

-¿Cuando toca con Para Siempre siente algo parecido?

-Yo lo que hago ahí es tocar canciones de Héroes que conozco a la perfección. Hay quien me dice: ¿Cuáles te sabes? ¿Pero cómo? ¡Me las sé todas, claro! Es que me gustan y las he vivido. De repente, toco Malas intenciones y recuerdo ese momento. Disfruto mucho. Es mi batería. Me siento en casa. Y sí, voy con estos chavales, que son excelentes músicos y están aportando lo mejor. Disfrutamos muchísimo. Lo pasamos muy bien.