La arquitectura sosegada de David Chipperfield se alza con el Pritzker

La Voz WASHINGTON / EFE / EUROPA PRESS

CULTURA

Chipperfield, posando en el monte Enxa, en Porto do Son, con la ría de Muros-Noia al fondo.
Chipperfield, posando en el monte Enxa, en Porto do Son, con la ría de Muros-Noia al fondo. Adrián Capelo

El creador británico guarda una relación muy especial con Galicia, su segundo hogar, que frecuenta desde hace tres décadas; él y su familia tienen una casa en Corrubedo

13 may 2023 . Actualizado a las 14:27 h.

David Chipperfield, artífice de una arquitectura meditada, serena y precisa, que resiste el paso del tiempo y que prima el equilibrio frente a la exageración, se ha alzado este martes con el premio Pritzker 2023, según anunció el jurado del galardón. El creador británico —cuyo estudio tiene una de sus sedes en Santiago— se declaró feliz al conocer el fallo del premio, que se le resistía desde hacía años. Formado con Richard Rogers y Norman Foster en su juventud, tiene una relación muy especial con Galicia, su segundo hogar, que frecuenta desde hace tres décadas. El arquitecto y su familia tienen una casa en Corrubedo.

«Como arquitectos podemos tener un papel más destacado y comprometido en la creación no solo de un mundo más hermoso sino también más justo y más sostenible —dijo—. Debemos estar a la altura de este desafío y ayudar a la próxima generación a aceptar esta responsabilidad con visión y coraje».

«Estoy tan abrumado de recibir este honor extraordinario y de estar asociado con los ganadores anteriores que han dado tanta inspiración a la profesión», comentó Chipperfield, según anunció el jurado en redes sociales.

Chipperfield (Londres, 1953) firmó a lo largo de más de cuatro décadas más de cien proyectos, entre los que destacan intervenciones en edificios públicos como el Neues Museum de Berlín, la Royal Academy of Arts en Londres, las Procuradurías de Venecia y el edificio Veles i Vents en Valencia.

Su estudio tiene sedes en Londres, Berlín, Shanghái, Milán y Santiago de Compostela.

En Galicia fundó en el 2017 RIA, un foro de debate, desarrollo y promoción de ideas para apoyar el desarrollo y protección del paisaje y la economía local de la zona, y llevó adelante colaboraciones con firmas como Sargadelos.

El arquitecto británico tiene su segundo hogar en una casa diseñada por él mismo en la localidad ribeirense de Corrubedo, donde, además, resucitó hace un par de años uno de sus locales históricos, el bar do Porto.

El Pritzker, considerado el más alto reconocimiento mundial de la arquitectura se suma a otros galardones: la RIBA Royal Gold Medal, el Mies van der Rohe —ambos en el 2011— y la Medalla Heinrich Tessenow (1999).

No hay dos Chipperfield iguales

«Sutil pero poderoso, moderado pero elegante, es un arquitecto prolífico que es radical en su moderación, demostrando su reverencia por la historia y la cultura», señala el fallo del jurado. No existen dos edificios de David Chipperfield iguales, sino diferentes edificios diseñados específicamente para cada circunstancia, defiende fallo.

Frente a la extravagancia que ha guiado muchas veces la arquitectura en las últimas décadas, el arquitecto inglés opta por una modernidad atemporal, marcada por la elegancia, lo que hace que muchos de sus edificios pasen completamente desapercibidos y no se pueda hablar de un sello distintivo de su obra.

Chipperfield -el 52.º premiado- es descrito por el jurado como «sutil pero poderoso, moderado pero elegante», a la vez que elogia que demuestre «su reverencia por la historia y la cultura mientras honra los entornos naturales y construidos preexistentes».

«Él reinventa la funcionalidad y accesibilidad de nuevos edificios, renovaciones y restauraciones a través de un diseño moderno atemporal que enfrenta las urgencias climáticas, transforma las relaciones sociales y revigoriza las ciudades», ensalza el fallo.

El arquitecto ha asegurado que recibe este premio como un estímulo para continuar dirigiendo su atención «no solo a la esencia de la arquitectura y su significado, sino también a la contribución que podemos hacer como arquitectos para abordar los desafíos existenciales del cambio climático y la desigualdad social».

«Diseñar no es inventar colores y formas. Se trata de desarrollar una serie de preguntas y de ideas que tienen cierto rigor y consecuencia —dice Chipperfield—. Y si puedes hacer eso, no importa qué camino sigas, siempre y cuando lo hagas bien y hayas sido consecuente en el proceso».

El nuevo Pritzker señala la senda emprendida por el jurado del galardón desde hace años, que apuesta por una arquitectura al servicio de la ciudadanía y las ciudades, más austera y menos espectacular.

«Sus edificios siempre resistirán la prueba del tiempo porque el objetivo final de su operación es servir al bien mayor. Evitar lo que está de moda le ha permitido perdurar», asegura Alejandro Aravena, presidente del jurado y también ganador del Pritzker.

Convivencia frente a protagonismo

La crítica dice de Chipperfield que sus edificios no chillan, sino que hablan. El británico cree que el papel del arquitecto es fomentar nuevas formas de mejorar la vida y medios de subsistencia en un planeta donde la humanidad ha hecho de su hogar «un lugar de fragilidad».

Su modus operandi se aprecia especialmente en los museos que ha diseñado, un tipo de edificio para el que tiene buen ojo y que desafían la idea de que se trata de un lugar para la cultura de élite.

Chipperfield deshecha la moda de crear «un escaparate para el arte» —que ha apuntalado la gentrificación de muchas ciudades modernas— y apuesta por espacios que rompen fronteras e invitan al público a participar.

Sus intervenciones más destacadas se encuentran en museos como el Neues Museum y la James Simon Gallery (Berlín), y edificios de nueva planta como el Museo de Arte de Saint Louis (Misuri) y los museos alemanes de Literatura Moderna y de Folkwang.

«Como arquitecto, soy en cierto modo el guardián del significado, la memoria y el patrimonio», dice Chipperfield. Y es que donde otros arquitectos ven la oportunidad para agregar un proyecto estrella a su portafolio, el ve una oportunidad para servir a un bien mayor.

La entrega del Pritzker 2023 se llevará a cabo en Atenas en mayo, donde el estudio del arquitecto ganó la restauración del Museo Nacional Arqueológico de la ciudad.

Sede de Amorepacific, en Corea del Sur
Sede de Amorepacific, en Corea del Sur Noshe | EFE

Cinco obras imprescindibles de Chipperfield

Los edificios de David Chipperfield destacan por su diseño meditado y clásico, y su radical moderación hace que en ocasiones pasen desapercibidos. A continuación detallamos cinco edificios imprescindibles para entender la obra del nuevo Pritzker.

Neues Museum (Berlín, 2009). La reconstrucción de este edificio devastado durante la Segunda Guerra Mundial fue una de las primeras grandes obras del arquitecto inglés y toda una clase maestra sobre cómo apostar por la conservación frente a la intervención. El proyecto —firmado a medias con Julian Harrap— devolvió su espíritu original al edificio, destinado a atesorar antiguos tesoros como el busto de Nefertiti.

El proyecto usó murales y mosaicos antiguos detalladamente restaurados y, allí donde hacía falta incorporar materiales nuevos, eligió aquellos que evocaban la antigüedad del edificio, con un imponente resultado.

Royal Academy of Arts (Londres, 2018). El proyecto es una de muchas ocasiones en las que Chipperfield ha optado por pasar desapercibido frente a la posibilidad de dar un golpe de efecto. La Royal Academy of Arts adquirió un edificio adyacente en los noventa. El proyecto rehabilitó ambos y los conectó dando coherencia a todo el complejo. La belleza del proyecto reside en la conexión que apenas se nota, pese a que permitió ganar espacio para exposiciones y conferencias.

Oficinas Amorepacific (Seúl, 2017). El objetivo principal del arquitecto inglés fue crear «un edificio con una identidad distinta». La planta baja de la imponente construcción está abierta por cada lado, invitando a los viandantes a acceder. El hall de entrada es lugar de recepción, pero también un lugar para celebrar eventos y actividades culturales, con un museo, una biblioteca, una cafetería y zonas comerciales. Las oficinas comienzan en la primera planta.

Ciudad de la Justicia (Barcelona, 2002-2011). En vez de un único edificio que agrupara todas las dependencias judiciales de la ciudad, el arquitecto apostó por crear una decena de edificios, de distintos colores, interconectados y dispuestos alrededor de una plaza central. La composición global intenta romper la imagen rígida y monolítica de la justicia, al mismo tiempo que crea relaciones entre las diferentes áreas de trabajo, las áreas públicas y el paisaje.

Neue Nationalgalerie (Berlín, 2021). El icónico edificio de Mies van der Rohe fue un capítulo más del idilio entre Chipperfield y Alemania. La restauración de esta obra maestra de la arquitectura europea supuso desmontar, clasificar y volver a su lugar más de 30.000 piezas originales del edificio. Chipperfield reparó la estructura de hormigón y realizó mejoras técnicas en iluminación, seguridad y ventilación, sin comprometer el espíritu original del edificio.